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CRITICA
Por: PACO CASADO
Uno detrás de otro, los más famosos héroes de los comics, naturalmente norteamericanos, están viéndose reflejados en la gran pantalla, unos con más medios en plan de superproducción y gigantescos presupuestos, mientras que otros lo hacen a niveles mucho más modestos y con prolongación a través de series televisivas, como es este el caso.
Esta tercera película sobre Spiderman, el hombre araña de los clásicos tebeos, nos llega ahora en este nuevo largometraje realizado directamente para una serie de televisión sobre el personaje, pero que en este caso se proyecta en las pantallas comerciales en lugar de hacerlo en las televisivas que sería su lugar, como ya ocurrió con los títulos anteriores.
El asombroso hombre araña va en esta aventura a viajar a Japón para ayudar a un funcionario de la Segunda Guerra Mundial que ha sido acusado injustamente de traición y espionaje.
Es pues una historia ambientada en la zona oriental del planeta.
'El desafío del dragón' (1979) nos cuenta la historia de un supermalo avecindado en Hong Kong que quiere asesinar a Min Lo Chan, el honesto ministro chino de Desarrollo Industrial, que trata de huir para buscar refugio en la casa de su hija, Emily Chan, en los Estados Unidos, porque le impide realizar un negocio fraudulento de miles de millones de dólares.
La acción se va alternando entre Nueva York y Hong Kong, dos ciudades que son muy cinematográficas y sumamente espectaculares.
El film nos va contando, sin demasiada pericia, las andanzas de Spiderman en sus trabajos de protección al amenazado dirigente político oriental.
Cinta endeble, en la que la dirección de Don McDougall evita problemas con los efectos especiales y nos cuenta la aventura con el protagonista convertido en un hombre normal y únicamente en muy contadas ocasiones aparece como Spiderman, lo que viene a corroborar que estas historias o se ruedan con grandes medios o preferiblemente, si no es así, que se hagan en dibujos animados para la televisión.
La acción resulta aburrida y está además mal contada, con abundantes imágenes de Japón para rellenar que parece que está financiada por la oficina de turismo de ese país.
Una de las escenas salvable es la que se desarrolla en el enorme rascacielos japonés que da auténtico vértigo, que resulta realmente impresionante.
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