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CRITICA
Por: PACO CASADO
En 1789, un revolucionario apodado el Tulipán negro, ataca y roba a los nobles. El jefe de policía le tiende una trampa y consigue herirle en una mejilla, pretendiendo identificarlo por ello entre la nobleza.
Se ha tomado como base del argumento una novela del célebre escritor francés Alejandro Dumas, pero no se ha logrado captar lo más importante: su reflejo de una época y el valor artístico de su pluma.
Ambientada en los preámbulos de la Revolución francesa y de la célebre toma de la Bastilla, se ha creado una producción plena de humor y de ironía en torno al bandido generoso que sabe quitar a los ricos para dárselo a los pobres, gozando por ello de la máxima popularidad entre las gentes del pueblo y sobre todo entre los más débiles, por su forma de actuar tan peculiar y característica de hacer y repartir la justicia.
Todo lo que de humor hay en 'El tulipán negro' (1964) es caricatura ingenua y ridícula que tira por tierra la posible intención de Dumas.
La sátira no puede apoyarse nunca en la caricatura.
Aparte de esto es una de capa y espada con el tema del bandido generoso que oculta su identidad y es admirado por el pueblo, el noble disoluto e idiota, el jefe de policía despistado, la cicatriz en el rostro, los incontables desafíos, etc.
Cine para público muy infantil que no encuentra otra forma de soñar, pero, en este caso, el sueño resulta muy repetido.
Es más, hemos visto ya muchas historias parecidas.
Lo curioso de esta película, realizada en coproducción por partida triple, es que a pesar de haber elegido a buenos elementos para su realización, entre los que figuran como director Christian-Jaque, autor de otros films bastante más notables de su filmografía, perteneciente a la vieja guardia del cine galo y experto en esta lides y concretamente en el género de la aventura, Henri Decae en la fotografía y un reparto de actores de renombre; como decimos, a pesar de todo esto, no funciona como debiera.
Creemos que parte esencial de esa culpa es achacable al endeble guion de que dispone la cinta, deslabazado por completo, falto de ritmo, de unidad y casi de lógica, que es lo que hace naufragar la película, que podía al menos haber hecho un discreto papel de cine comercial que cumpliera con el objetivo de divertir y entretener y no quedarse en una simple ironía acerca del tiempo en el que se desarrolla la historia, con unos personajes exagerados a base de caricaturizarlos lo que hace que se pasen de rosca.
En la interpretación destaca Alain Delon a ratos y Adolfo Marsillach, mientras Akim Tamiroff trabaja con eficacia.
La música de Gérard Calvi resulta machacona y falta de inspiración.
Algunos aciertos parciales, como el arranque, lo salvan del naufragio total.
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