|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Un ex presidiario se ha convertido en un jugador de cartas que es perseguido por los fantasmas de su pasado como víctima de la guerra.
Se trata de William Tell un hombre solitario y agobiado por su pasado como ex militar en la guerra de Irak por los crímenes cometidos que les atormentan.
Durante sus diez años de estancia en prisión disfrutó de la lectura y aprendió a saber contar las cartas en las jugadas de póquer para controlar cuales de ellas han salido ya y las que están por aparecer para calcular las probabilidades que tiene en esa mano de ganarle a la banca, pero sin ganar grandes cantidades para no llamar la atención.
Procesa su problema de ludopatía escribiendo un diario, al que únicamente le interesa jugar a las cartas, tanto al blackjack como al póquer, que le lleva de la expiación a la autodestrucción.
Su habitual asistencia a los casinos, en los que no pretende hacerse rico sino tener para vivir y matar el tiempo, es interrumpida cuando en su camino se cruza Cirk Baufort, un joven que busca ayuda para llevar a cabo un plan de venganza sobre un coronel militar, John Gordo, que fue el motivo de que su padre se suicidara, quien a su vez es también un viejo enemigo de Tell.
Éste le propone que le acompañe corriendo con todos los gastos.
Con el respaldo financiero de La Linda, una mujer de color a la que conoce en un casino, que es descubridora de talentos, le ha seguido al ver cómo juega, para proponerle un patrocinio, Tell lleva a Cirk de casino en casino formando un extraño trío hasta que se encuentra en disposición de ganar la Serie Mundial de Póquer que se juega en Las Vegas y después se propone retirarse.
Tell ve en ello una oportunidad de redención sobre la oscuridad de su pasado.
La película tiene un guion escrito por Paul Schrader un buen director que creíamos que ya se había retirado ya que hace veinte años que no rueda nada, un tiempo que parece que le ha hecho perder algunas de sus cualidades en ambos sentidos, a juzgar por los resultados de este film en el que no ha alcanzado el nivel que tuvo en su momento.
Por una parte el guion se entretiene en pulsar varios género sin acabar por decidirse por ninguno, el carcelario, el del juego y el dramático de carácter policiaco con la venganza criminal como objetivo.
La religión calvinista de Schrader le lleva a que sus personajes tengan como único objetivo en la vida buscar la redención.
El desarrollo del mismo, desde el punto de vista de la dirección se nos antoja de un ritmo lento, sin poner emoción en las acciones que se llevan a cabo, por ejemplo, no acaba de mostrar nunca ninguna jugada completa en donde se pueda ver la estrategia del protagonista como jugador cómo gana cada una de las manos en una partida.
La elección desde el aspecto del reparto del trío protagonista no lo creemos lo más acertado, con un Oscar Isaac, serio, inexpresivo y algo más o menos de lo mismo ocurre con Tiffany Haddish de la que no se acaba de mostrar cual es su interés e igualmente el trabajo del joven Tye Sheridan.
Por su parte Willem Dafoe tiene un corto papel apareciendo al principio y al final que casi resulta un simple cameo, que casi no hubiera sido necesaria su presencia.
En definitiva Schrader hace una planificación tan rutinaria como la vida del protagonista, sobre una historia que podía haber sido interesante, con un bache central que trata de una manera algo superficial desaprovechado al tocarlo con poco interés.
Premio mejor actor Oscar Isaac de los críticos de Indiana. Premio NBR. Premio Miguel Delibes al mejor guion en Valladolid .
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
PREMIERE