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CRITICA
Por: PACO CASADO
El título en inglés de esta producción es 'The last ejecution' y se refiere a Werner Teske, el último hombre ejecutado por sentencia de un tribunal en la antigua República Democrática Alemana en el año 1981, tras la cual se abolió la pena de muerte en el año 1987 y poco después ocurrir la reunificación en 1990.
Lo que se cuenta aquí es la parte última de su vida.
El guion está inspirado en la existencia real de ese científico profesor, aquí representado en la ficción para la pantalla con el nombre del Dr. Franz Walter, que tras comunicarle su maestra que será el heredero de su cátedra en la Universidad, entre tanto espera su jubilación, es captado por el Ministerio para que trabaje para el servicio de inteligencia de la República Democrática Alemana haciendo de espía durante la guerra fría, entre tanto ocupa la cátedra que se he le había prometido.
Para casarse con su novia Corina le dan un amplio y bonito piso y se las promete muy feliz en su matrimonio, de cuyo trabajo no puede revelar nada a nadie de lo que hace o en qué ocupa su tiempo, ni siquiera a su cónyuge.
Enseguida tendrá que utilizar métodos que no le son muy agradables de cumplir para conseguir los objetivos que le mandan sus superiores, como un chantaje familiar del que es víctima y presiones psicológicas que le cuesta llevarlas a cabo.
La película comienza con una imagen del protagonista en prisión y mientras se va contando la historia por derecho, de vez en cuando se nos ofrece un nuevo flash back con algún fragmento de lo que ocurre en el juicio que se le abrió finalmente por traición, al poner en peligro la seguridad del estado al pretender huir de aquel ambiente asfixiante del que trataba de evadirse dándose a la bebida, a la otra Alemania y entregar documentos secretos que no llevó finalmente a cabo.
El film se deja ver con facilidad, aunque a veces cueste identificar a los personajes por los diálogos.
Por otra parte el aspecto físico del protagonista Lars Eidinger, en el papel del Dr. Franz Walter, contribuye a no hacerse muy simpático a los ojos del espectador, todo lo contrario que ocurre con Luise Heyer en el personaje de Corina Walter su esposa o de David Striesov como el jefe directo de Franz.
El desvaído desarrollo cinematográfico que realiza la directora y guionista germana Franziska Stünkel, en este su segundo largometraje, resulta bastante frío, sin apenas momentos de intriga o de auténtica emoción en el transcurso de la narración de una historia de espionaje como es ésta.
Parece estar obsesionada con la autenticidad ha filmado en los lugares originales que aún se conservan donde sucedieron los hechos y su impacto en las personas en este oscuro capítulo de la historia alemana en un relato en el que tiene lugar la lucha entre el bien y el mal.
Como ocurre actualmente le sobra metraje, lo que contribuye a darle un ritmo algo lento al desarrollo de la trama.
Premio al mejor guion en el Festival de Munich.
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