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CRITICA
Por: PACO CASADO
Un equipo de élite de los Navy Seal de Estados Unidos, compuesto por Danny, Ash y Whit al mando del Teniente Jake Harris, que escoltan a la analista de la CIA Zoe Anderson, es asignado para llevar a cabo una encubierta misión secreta, para transportar a un prisionero llamado Amin Mansur, fuera de la cárcel de una isla que posee la CIA en el mar Báltico donde ingresa a prisioneros sospechosos de terrorismo, que se asemeja a las de Guantánamo, donde son examinados.
Los componentes de la misión, en compañía de la analista de la CIA Zoe Anderson que los acompañan para examinar al prisionero y tratar de que hable y le cuente lo que desea saber, queda atrapado en el campamento prisión que hay en la isla, cuando un grupo de insurgentes armados los atacan para matar al cautivo antes de que hable.
Mansur declara que es un simple comerciante albano que exporta sus productos que ha sido utilizado para incluir entre ellos isótopos nucleares, pero que él es inocente y que ha sido una simple víctima de este comando terrorista.
Entre tanto lo que desea saber Zoe Anderson, es dónde ha sido instalada una bomba que está a punto de estallar en Washington DC, donde por cierto vive la esposa de Amin Mansur que puede morir si se produce ese atentado terrorista similar al del 11S, como en otro anterior perdió a un hijo de pocos años.
Películas como esta hemos visto a lo largo de la historia del cine montones de ellas, en las que se trata de rescatar a alguien por un comando de élite, pero en este caso el argumento es mínimo y apenas si tiene más desarrollo que lo que hemos insinuado con anterioridad, ya que más de la mitad del metraje está dedicado a esa batalla interminable entre los asaltantes y el comando que defiende la vida del prisionero que han de entregar según la orden dada.
La mayor parte del metraje es un constante tiroteo entre ambos bandos con la muerte de una gran cantidad de personas tanto de los empleados del campamento que son interrogados por los terroristas para saber dónde se encuentra el prisionero, como incluso los propios presos y los componentes de los asaltantes, que más que un film de este género parece un videojuego de los muchos en los que se trata de matar marcianitos o personajes como los que aquí aparecen, tanto del comando de rescate dirigido por Jake Harris como los del bando asaltante.
Llega un momento en el que ya no se sabe si los que caen muertos pertenecen a un bando u otro, aunque lógicamente son más los asaltantes.
El guion del novato Jamie Russell pasa de caracterizar o de definir a los personajes hechos de un plumazo con algunas incongruencias y admitiendo a los protagonistas nunca se les acaba la munición.
James Nunn, director de este largometraje, quinto de su filmografía, parece tener experiencia en esta clase de producciones a jugar por los títulos realizados hasta ahora, Francotirador, Eliminator, entre otros, cuya dirección en este caso no se puede calificar de brillante, a pesar del desafío técnico que se ha propuesto, ya que en algunos momentos no se sabe dónde están los componentes de cada bando, ni cuantos de ellos han caído.
La realización, siempre cámara al hombro, trata de rodar todo en un falso plano secuencia esta producción de serie B.
De la interpretación poco se puede decir sino que caen muy bien muertos en el constante enfrentamiento.
No deja de ser curioso que se trate de una producción inglesa que trata un tema americano con una cierta crítica a las torturas en los interrogatorios.
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