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CRITICA
Por: PACO CASADO
Uno de los recursos ante la falta de ideas es hacer remakes de producciones famosas que triunfaron en su momento.
Y eso es lo que ha ocurrido con 'El callejón de las almas perdidas' (2021) que ya tuvo una primera versión en 1947, dirigida por Edmund Goldwing, interpretada por Tyrone Powers y Joan Blondel.
El guion más fiel en este caso, que en la anterior, está basado en la novela negra 'Nighmare alley' del escritor norteamericano William Lindsay Greshlan, escrita en 1946, cuya acción se sitúa en 1939, que se ha encargado de adaptar Guillermo del Toro en compañía de la debutante coguionista Kim Morgan.
Aquí se cuenta la historia de Stanton Carlisle, un hombre que tras hacer la maleta y quemar su casa con el cadáver de su padre dentro, se marcha de viaje hasta aterrizar en un circo instalado en la feria del condado donde le dan trabajo y allí conoce a Molly Cahill, una dulce muchacha inocente de la que se enamora y ambos se marchan en busca de fortuna.
Dos años más tarde han conseguido formar su propio espectáculo haciendo él de mentalista capaz de adivinar el futuro y hacer creer a las gentes que puede comunicarse con el más allá, hasta que da con la Dra. Lilith Ritter, una psiquiatra, con aspecto de seductora mujer fatal, que es más inteligente que él, que le reta a adivinar lo que lleva en su bolso y eso hace que ambos consigan hacer una peligrosa amistad, ya que se trata de timar entre los dos a gente adinerada.
Stan se ha convertido en un hombre ambicioso, con un gran talento para manipular a las personas con unas pocas palabras bien seleccionadas, tras aprender los código de la vidente Zeena y su pareja Pete.
De esta forma este buscavidas se ha transformado en un truhán que es capaz de triunfar en la vida, mientras rompe una preciosa historia de amor enganchado en misterios y mentiras entre personajes singulares del mundo de la delincuencia de lujo.
Se trata del primer largometraje que dirige el mexicano Guillermo del Toro, ya plenamente integrado en el cine norteamericano, desde que ganó el Oscar por su film anterior La forma del agua (2017), con este thriller que se desarrolla entre feriantes al principio y en el mundo de la delincuencia entre la alta sociedad en su segunda parte.
La película tiene un tratamiento de color de tonos apagados, ocre terroso, posiblemente para recrear mejor la época en la que se supone que se sitúa la acción del sucio mundo en la que tiene lugar la primera parte de esta historia.
Para ello ha dispuesto de un no despreciable presupuesto de unos sesenta millones de dólares para este viaje de autodescubrimiento en el que Bradley Cooper encaja muy bien en este papel, rodeado de un amplio reparto de prestigiosos nombres como los de Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, Rooney Mara, David Strathaim, Richard Jenkins y Ron Perlman que realizan bien sus cometidos.
Del Toro lleva la artesana narración de manera fluida sin grandes momentos de emoción, pero mantiene el interés del espectador con algunas pinceladas de cine negro y trucos de magia a lo largo de la misma.
Premio AFI. Premio NBR. Y numerosos premios y nominaciones de los críticos norteamericanos.
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