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RITICA
Por: PACO CASADO
Hay varias versiones que se ha llevado a la gran pantalla de la famosa y archiconocida novela de Alejandro Dumas, 'Los tres mosqueteros', unas veces en serio y otras incluso en broma, pudiéndose encontrar, posiblemente entre las que más veces han sido llevadas al cine.
Durante el siglo XVIII en Francia, el joven D'Artagnan llega a París para unirse a los mosqueteros del rey, Athos, Porthos y Aramis.
Lo primero que hace es enfrentarse a ellos y después se ven envueltos todos en un complot del intrigante Cardenal Richelieu para robar los diamantes de la reina.
Concebida como una película a interpretar por los Beatles, este proyecto no se pudo llevar a cabo debido a la desunión de los cuatro chicos de Liverpool, con los que se pretendía hacer un film como los anteriores que ya habían interpretado ellos, con ese tono de humor tan característico en Richard Lester.
De esta manera, la que había de ser una cinta eminentemente cómica se transforma en una producción espectacular, cuajada de grandes estrellas, suntuosos palacios, ricos decorados, elegante vestuario y multitud de escenarios naturales localizados todos ellos en escogidos rincones de nuestra patria donde ha sido rodada.
Pero debido a que ha salido demasiado larga se ha dividido en dos partes, esta primera con el subtítulo de Los diamantes de la reina y una segunda como Los cuatro mosqueteros (La venganza de Milady).
Se nota por tanto en la película estas dos vertientes de manera que parecen que no congenian totalmente.
Pero Richard Lester, que es uno de los directores más personales del cine actual, no se podía limitar a darnos tan sólo una versión espectacular de la novela de Alejandro Dumas, por lo que no ha descartado, a pesar de todo, el tono irónico, satírico y mordaz de la situación política e histórica en la que transcurren los hechos, al tiempo que desmitifica a los famosos mosqueteros, presentándolos como unos aventureros torpones, unos tipos que lo enredan todo y salen como pueden de los líos.
Son como unos niños grandotes que no hacen peligrosos duelos a espadas, sino que luchan con lo primero que tienen a mano y roban en los mesones para ir viviendo.
Se cambia así la visión que hasta ahora habíamos tenido de los mosqueteros con D'Artagnan al frente, dándonos una versión más realista y sincera de los mismos, llegando a veces a convertirlos en auténticos antihéroes.
Al mismo tiempo nos da una antítesis entre la nobleza inútil y frívola y un pueblo mísero de fondo y entre ellos estos cuatro aventureros que no solucionan nada, que tan sólo se prestan al juego de intrigas de las alta sociedad.
De este modo, frente al esplendor y suntuosidad del film, corre parejo en todo instante el humor, con lances y peleas que son superdivertidas con un tono desenfadado y jocoso con los toques de genialidad propias de este realizador, con un ritmo bien llevado, pero hace añorar el dinamismo de Richard Lester en Golfus de Roma (1966) por ejemplo.
Tiene una espléndida ambientación, un buen número de actores conocidos que componen el reparto que figura en la ficha técnica, bien utilizados, en la que también está en la música Michel Legrand que, en este caso, ha cambiado el tono romántico de anteriores partituras por este otro más espectacular y a veces histriónco que acompaña así perfectamente la intención del director.
Personalísimo resulta el tinte dado a la fotografía de David Watkin y curiosa la puesta en imágenes de Richard Lester al que no se le puede criticar del todo hasta no ver la segunda parte que completa esta obra para tener una visión total de la misma.
Premio Evening Standard British a la mejor comedia. Globo de oro a Raquel Welch. Premio National Board Review y del Sindicato de escritores británicos .
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