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CRITICA
Por: PACO CASADO
Más que de segunda parte habría que hablar aquí de continuación, ya que es conocido el asunto que surgió con esta película que al resultar tras su rodaje demasiado larga, se prefirió dividirla en dos partes, de duración más o menos standard, por lo que las características que tenía la primera subtitulada Los diamantes de la reina siguen vigentes también en esta segunda La venganza de Milady, ya que es la misma producción y en este caso no se puede decir aquello de que nunca segundas partes fueron buenas, puesto que ambas tienen el mismo nivel de calidad y sus imágenes conservan la misma ironía, chispa e inteligencia propias del director de 'Qué noche la de aquel día!' (1964), 'Golfus de Roma' (1966) o 'Petulia' (1968).
Los cuatro mosqueteros defienden a la reina y a Constance, su dama de honor, de los turbios manejos del Cardenal Richelieu y su aliada Milady de Winter.
En este caso el director inglés Richard Lester ha hecho su personal visión de la obra de Alejandro Dumas, tratando de desmitificar todo lo que en torno a ella se había creado, tanto sobre el papel, como las varias versiones que hasta aquí se han hecho en celuloide sobre ella.
Contando con un alto presupuesto que le ha permitido al realizador el lucimiento en cuanto a derroche de lujo en la reconstrucción de la época, de decorados, de vestuarios y demás elementos que constituyen una producción dirigida a hacer un gran espectáculo, y eso sin la menor duda lo ha logrado.
Al mismo tiempo ha dotado al film de bastante ritmo, de gracia cuando se pone a desmitificar, ofreciéndonos unos mosqueteros brutos, sucios, algo torpes a veces, cansados de luchar a veces, nada limpios y humanos otras, lo que hace que nos brinde también la otra cara de estos hombres, soldados en el ejercicio de su deber, borrachines en ocasiones, mujeriegos en otras, y siempre con sus defectos y virtudes como humanos que son.
No cabe duda de que a pesar de la distorsión y el enfoque que Richard Lester le da y aunque Alejandro Dumas quede a veces algo distante, permanece el espíritu que la inspiró, pero en una versión más actual si cabe.
Aquí tienen más preponderancia determinados actores, que en la primera mitad quedaron más en segundo plano, como Faye Dunaway encarnando a Milady y Charlton Heston como el Cardenal Richelieu y pasando otros a segundo plano, caso de Raquel Welch como Constance, continuando los cuatro actores que incorporan a los mosqueteros en el mismo nivel de protagonismo.
Hay que anotar, no obstante, el cambio habido en el equipo técnico del músico Michel Lagrand por Lalo Schifrin en la composición de la música para la banda sonora.
En definitiva continúa siendo la misma buena película que la primera parte.
Nominada al Oscar y al Bafta Yvonne Blake por el vestuario y premio del cine británico a la mejor comedia.
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