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CRITICA
Por: PACO CASADO
La programación de esta película, justo en esta semana en la que se celebra la entrega de los premios César del cine francés, ha caído como el aceite a las espinacas, ya que ha sido la máxima ganadora de los tan preciados galardones en gran número de ellos. Tras pasar por la Mostra de cine de Venecia y participar en la sección Perlas del Festival de San Sebastián llega ahora a nuestras carteleras.
En esta ocasión la cinematografía gala se propone la realización en un film de época situado en Francia en el año 1821 en que tiene lugar la historia del joven Lucien de Rubempré, que pertenece a una humilde familia de Angulema que trabaja en una imprenta, que lo que más le gusta es escribir poesía, pero también tratará de hacer fortuna y conseguir un título nobiliario.
Lucien está locamente enamorado de la baronesa Louise de Bargeton, pero su relación no es posible dada la diferencia de clases, lo que puede provocar el escándalo, y eso hace que ella se marche a París donde puede pasar más desapercibida a donde se traslada también Lucien.
Tras conocer a Etienne Lousteau, logra entrar a escribir en el periódico del que es redactor jefe, al tiempo que conoce y se enamora de una joven actriz, Coraline, a pesar de continuar su amor por Louise con la que coincide en algunas reuniones sociales.
El guion en este caso se basa en la larga novela escrita por Honoré de Balzac, en tres volúmenes, con un total de más de 700 páginas, que es posiblemente la obra más lograda de este autor, para cuya adaptación ha sido necesario el concurso de Jacques Fieschi, Yves Stavrides y el propio director Xavier Giannoli.
En él se recrea muy bien la ascensión y caída de este joven poeta y su ambición de llegar a lo más alto, así como los ambientes, los espléndidos decorados y lujoso vestuario de la época en la que se desarrolla esta historia de amores y ambiciones perdidas.
Refleja un mundo de influencias, de corrupción, de rumores sociales para conseguir los propósitos por otras vías que no son las del esfuerzo, el trabajo y los merecimientos propios, algo que sigue sucediendo en el mundo de hoy, como ya ocurría en 1820, durante la etapa de la Restauración, con la vuelta de la monarquía a Francia y los liberales tratando de cambiar el régimen imperante, en un mundo lleno de codicia y falsedad.
Al mismo tiempo se hace una dura crítica a lo que ocurre en la ciudad en torno a la corrupción existente en donde es posible sobornar a la prensa para ir en contra del partido de la oposición o el que está en el poder.
Igualmente se compra a la crítica teatral para hacer artículos favorables o en contra acerca de una obra logrando así que triunfe o caiga de la cartelera en el mismo día de su estreno teniendo a favor o en contra a la gente que maneja Singali.
Otro tanto ocurre a la hora de publicar un libro en lo que manda un hombre corrupto llamado Dauriat, breve papel que interpreta Gérard Depardieu en varias apariciones.
Los personajes masculinos protagonistas se los reparten Benjamin Voisin como Lucien Chardon que firma con el apellido aristocrático de su madre Rubempré y Vincent Lacoste como Etienne Lousteau, siendo los femeninos encarnados por Cécile de France como Louise y Salomé Dewaels como la actriz Coralie.
Cinematográficamente nos da la impresión de haber querido abarcar demasiado, aunque únicamente adapta parte de la obra, y esto hace que lleve un ritmo lento y algo repetitivo, sobrándole minutos a este sexto largometraje de Xavier Giannoli, con una puesta en escena de cinta clásica en la que lo que no expresa con imágenes lo hace a través la voz en off de forma reiterativa.
Premio Lumiere al guion. César a la mejor película, Vincent Lacoste como actor de reparto, Benjamin Voisin actor revelación, Guion adaptado, fotografía, diseño de producción y vestuario.
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