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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuatro chicas universitarias norteamericanas Angie, Tuggle, Melanie y Merritt deciden pasar sus vacaciones en Fort Lauderdale, un pueblecito de la costa de Florida, a donde acude gran número de estudiantes de uno y otro sexo, con el mismo fin, en busca de romances.
La inflexión de unos y la falta de formación de otros, trae como consecuencia una serie de aventuras de todo tipo, en las que abundan la ligereza, la frivolidad y hasta la falta de moral.
El ambiente despreocupado en el que se desarrolla la acción sirve de telón de fondo para plantear el problema de las relaciones entre jóvenes que en algún caso se hacen dramáticas y poco ejemplares.
La juventud media norteamericana de estos años pocas veces ha sido bien llevada a la pantalla.
Algunos directores la han pasado muy por alto, de forma superficial, mientras que otros han escogido aspectos más exóticos y espectaculares, como es la juventud más airada, la de los desarraigados socialmente, pero estos últimos son escasos.
Los jóvenes pueblerinos y los universitarios son un núcleo muy extenso e interesante de los Estados Unidos.
Estos estudiantes rurales son la juventud que se refleja en esta película.
Estos jóvenes son chicos educados en medios magníficos, con una extraña rigidez en la prohibición de bebidas alcohólicas y en la conducción de automóviles y, en general, con una estupenda educación en lo sexual, lo que les produce una gran lucidez en todo cuanto se relaciona con el amor.
En 'Playas de Florida' (1960), cuyo título original se puede traducir por Donde hay chicos, que es mucho más explicativo, se trata precisamente de las relaciones entre los jóvenes de ambos sexos.
La selección del tema y su orientación, son ya de por sí positivos, e incluso el desarrollo de la historia que resulta fácil, no forzado.
Henry Levin, el director, conoce bien estos ambientes, pero ha sido incapaz de sostener el equilibrio entre lo que es ficción y la propia realidad cuando llega al último tercio del film.
En ese momento la ficción es ficción, y eso se aprecia.
Es curioso que eso se produzca precisamente cuando llega a la parte más dramática.
Su incapacidad viene pues de su aspecto de realización, no de una concepción ideológica.
La cinta resulta agradable, chispeante, y los intérpretes, muy jóvenes todos, no obstante, se muestran de una manera inteligente, añadiéndole a los diálogos una gran honradez y una apreciable lucidez.
Ficción y realidad se conjugan en esta alegre comedia, fresca, divertida, llena de canciones, humor y amor que supone una llamada de atención a los peligros de la juventud americana.
Destaquemos en la interpretación a Dolores Hart, hoy día novicia en un convento católico benedictino norteamericano, y a George Hamilton.
La película puede producir un gran impacto en los jóvenes precisamente por ese aspecto confortable de las relaciones amorosas.
Al público de poca edad le quedaría demasiado impresa lo puramente visual y no comprendería bien los aspectos que de positivo tiene este film.
Es interesante y recomendable especialmente a los educadores ya que es el próximo escalón más cercano a los jóvenes con los que pueden hacer una buena labor en este sentido.
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