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CRITICA
Por: PACO CASADO
De nuevo tenemos en nuestras pantallas la figura eterna de Fu Manchú, ese hombre diabólico dedicado por entero a hacer el mal, que parece que no va morir nunca.
En cada nueva película su desaparición se deja en el aire, para así poder continuar con la serie con un nuevo episodio que verá la luz cualquier día, que posiblemente ni esté en la mente de los productores, que seguramente esperan a ver el resultado obtenido por cada nuevo film, para saber si por fin los espectadores se han cansado ya de ver las mismas o parecidas aventuras una y otra vez, o no.
De todas maneras este nuevo Fu Manchú moderno, encarnado una vez más, por el actor inglés Christopher Lee, tras haber abandonado el género del cine de terror, se nos antoja muy distinto a aquel otro del que guardamos aún el recuerdo en nuestra mente contemplado en una niñez ya bastante lejana.
El exotismo de aquel, sus trampas, sus intrigas diabólicas, atraían realmente a los espectadores.
Este de hoy en día es un asesino más, con ambiciones por conquistar y dominar el mundo entero, que posee espías en todas partes del globo terrestre, con una red de espionaje como cualquier nación en busca de algún secreto o una nueva arma atómica.
Tan sólo se diferencia en la vestimenta y en los esbirros que tiene a sus órdenes y cuatro detalles más o menos, que son totalmente accesorios.
En esta nueva aventura 'Fu Manchú y el beso de la muerte' (1968), ha inoculado veneno a diez mujeres para de esta forma asesinar a otros tantos dirigentes mundiales a través de sus besos.
Su mayor enemigo, el agente de Scotland Yard, Naylan Smith, en compañía del Dr. Petrie, tratarán de encontrar el antídoto y de buscar la manera de darle caza.
Una vez más está dirigida por Jesús Franco, un director español que prometía en los comienzos de su carrera con algunas cintas de interés, que de un tiempo a esta parte, parece que se ha debido afincar de una manera definitiva en el cine alemán.
En cuanto a la interpretación es la cuarta vez que Christopher Lee encarna este personaje, que ya se debe saber de memoria.
En este caso no hay nada nuevo que añadir a lo ya visto en las películas anteriores de esta serie, más que el exotismo de Río de Janeiro donde tiene instalada su guarida en esta ocasión este genio del mal.
Tiene esta producción, realizada con un escaso presupuesto, un aceptable colorido y vulgaridad por todos los cuatro costados en cuanto a su realización .
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