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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las nuevas técnicas están haciendo que el lenguaje del cine vaya cambiando, tal vez para ir mejorando, si estas se usan bien.
No es la primera que usa el sistema de comunicación por videollamada a través de la pantalla del ordenador, pero en este caso se utiliza en una divertida comedia entre dos únicos actores en escena, aunque esto es una manera de hablar, ya que cada uno está en la otra punta del mundo.
La idea surge durante el confinamiento de la pandemia como recurso para rodar de forma limitada y así se recurre a ello.
La acción comienza cuando Will, el marido de Adam, de 45 años, que es rico y vive en una gran mansión con piscina, le ha regalado cien lecciones semanales con una profesora de español.
En principio no quiere, pero tras la muerte inesperada de Will acepta a recibirlas para mejorar su pobre español y además así no se siente tan solo.
Ella se llama Caridad, pero todos le llaman Cariño, y a Adam en principio le sirve de consuelo tras la pérdida y después empieza a caerle bien.
Adam estuvo casado con una mujer y no sabía que era gay y lo descubrió cuando le daba pánico hacer el amor con ella, se divorció y se fue a Oakland donde conoció a Will, que le dio trabajo se enamoraron y se casaron.
Ella nació en Cuba aprendió inglés en Miami y ahora vive en Costa Rica, tras separarse de su marido.
Estas son algunas de las cosas que se van conociendo a través de las distintas clases que se van sucediendo y así está partida la narración de esta divertida comedia en la que se utilizan tan sólo estos dos actores Natalie Morales y Mark Duplass, ella se encarga de la dirección y ambos del guion, por lo que nos da la impresión de que improvisan sobre una línea argumental marcada previamente, en la que una profesora de español da clases a su alumno americano y en el desarrollo de las mismas surge una buena e inesperada amistad.
Natalie Morales es americana, de ascendencia cubana y comenzó siendo actriz fundamentalmente de series de televisión hasta un total de medio centenar de ellas, que un día decidió pasarse a dirigir y tras media docena de cortos hace con ésta su ópera prima en el largometraje, en la que también asume el protagonismo con Mark Duplass y como tal es de las que la cámara la quiere y es capaz de derramar simpatía a raudales hasta enamorar al espectador, bien seguida por su partener que cae bien también al público en muchos momentos.
El caso de Mark Duplas es casi paralelo, ya que igualmente tiene media docena de créditos y hasta ocho detrás de la cámara como director.
Si bien la historia no es nueva e incluso un tanto previsible, hemos de confesar que se utiliza muy bien la técnica de la doble pantalla, pero lo que siempre están ambos presentes usando una vez cada una la pequeña o la grande y ciertamente hay química entre los dos y no hay sensación de claustrofobia al estar todo en interiores.
Mención de honor a la mejor ópera prima en el Festival de San Francisco. Premio de los críticos de Hollywood a Natalie Morales. Premio del público en el Festival de Provincetown y en el Festival SXCSW.
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