|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Continúan las aventuras de Fu Manchú con esta segunda película que lleva a cabo el director inglés Don Sharp sobre este malvado personaje.
Los films realizados en serie no han sido un descubrimientos reciente en los años sesenta, sino que esta modalidad venía de mucho más antiguo.
Don Sharp es la segunda cinta que hace sobre este personaje al que se le resucita de nuevo para la pantalla, ya que vuelve a estar ahora de moda hacer varios secuelas sobre un mismo personaje, sobre todo cuando éste tiene éxito al ser aceptado por el público, que es quien tiene siempre la última palabra.
En su momento Fu Manchú ya fue llevado al cine e incluso recordamos, como un sueño, haber visto cuando éramos pequeños algunos títulos sobre el diabólico chino como protagonista allá por los finales de la década de los años 40.
Aquí Fu Manchú y su ejército de secuaces, están secuestrando a las hijas de destacados científicos, a las que trasladan a la residencia que posee en una remota isla.
En lugar de pedir un rescate a sus familias, exige en su lugar que los padres ayuden a confeccionar una especie de rayo de la muerte, cuya arma mortal tiene la intención de usarla para la conquista del mundo.
Pero una vez más, su archienemigo, Sir Nayland Smith, inspector de Scotland Yard, que le sigue los pasos, está completamente decidido a que esos planes no se lleguen a realizar por el bien de la humanidad.
No obstante estamos seguros que saldrá ileso, una vez más, de cometer sus fechorías.
En esta secuela de El regreso de Fu Manchú (1965), el maquiavélico ser oriental, usa a esas pobres chicas secuestradas como rehenes para que se cumplan sus planes.
En esta moderna edición encontramos un cierto anacronismo, ya que se ha querido actualizar un poco la historia y sin embargo no se ha realizado de manera total.
Se ha conservado la época de los años 30 en la que se desarrolla la acción, como se puede observar por los modelos de los automóviles, el vestuario y otros accesorios que son fáciles de identificar, pero sin embargo no ocurre esto mismo con los procedimientos que usa el poderoso mandarín para realizar sus diabólicas ideas.
En este sentido dispone de unos medios modernísimos que nos atreveríamos a decir que no se conocían en aquellos años en que tiene lugar la historia.
Por otro lado tiene la misma ansia de poder que cualquier delincuente actual, como Goldfinger, por poner un ejemplo.
En cambio ha perdido con tanta técnica el exotismo y el refinamiento que usaba en las torturas que aplicaba a sus enemigos.
Christopher Lee encarna, una vez más, su papel con cierta dignidad, en cambio la realización es un tanto mecánica y el color deja algo que desear.
Aventuras y terror se conjugan en una acción algo ingenua e inverosímil, en la que impera el cartón piedra en los decorados y los fáciles recursos de ciencia ficción en los trucos y efectos especiales que se han empleado.
No obstante hay que decir que como policiaco se sale un poco de la costumbre actual de los habituales agentes secretos, lo que hay que agradecer
Indiferencia total en el resultado que se ha logrado en la continuidad a los sucesos que aquí se le han dado vida.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE