|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Producciones con un sótano como protagonista, e incluso como metáfora de lo más profundo de la mente, sobre todo en las del género de terror, de las que se podrían citar algunos títulos, pero vamos a la que tenemos que comentar.
El arquitecto Simon Sandberg y su esposa Helen viven juntos con su hija Justine en París y deciden vender un sótano que poseen en su edificio, que había heredado de su madre desde hace mucho tiempo, habitáculo del que comparte Simon los derechos con su hermano David con el que reparte a medias el dinero obtenido por la venta.
El hombre que lo compra es Jacques Fonzic, que tiene un pasado turbulento, algo que no sabía Simón en el momento de la venta, por lo que a la pareja se le están poniendo en frente los demás vecinos del bloque a los que no acaban de gustarle la presencia del nuevo propietario del sótano por su forma de actuar y de comportarse contraviniendo algunas normas de la comunidad.
Simón, que es judío, Helen no, investiga el pasado de este hombre que resulta ser un neonazi y antes de firmar las escrituras trata de romper la venta, pero ya es demasiado tarde al haberle dado las llaves y cobrado el cheque del dinero que habían acordado.
La trama de este interesante film se desenvuelve en cómo tratar de echarlo de su "casa", de buscar un abogado que le coja las vueltas, de saber si la ley lo ampara o si hay alguna manera de que se vaya, por su comportamiento antisocial ya que se trata de un negacionista, que dice que los crímenes del Holocausto nazi no existieron, ni los seis millones de muertos, que esa es la información oficial manipulada y que en cambio no se habla nunca del genocidio con millones de muertos que cometieron los norteamericanos matando a tantos indios.
Para colmo trata de buscar la amistad de Justine, la hija adolescente de 16 años de la pareja, para la que puede ser una influencia nefasta y una verdadera pesadilla para los padres.
El argumento de esta película, escrito por tres guionistas Philippe Le Guay, Gilles Taurand y Marc Weitzmann, se inspira en un hecho real, que se ha ficcionado, que mantiene viva la atención del espectador de principio a fin ya que lo que al inicio parece una historia normal, termina convirtiéndose en un drama de aspecto indisoluble, en el que aparece el tema judío que no sólo le afecta a ellos sino a toda la comunidad, al tiempo que hace un retrato de la difusión de las ideas de la ultraderecha.
De esta historia se desprenden otros temas que están presentes, unos más que otros, como la libertad de pensamiento y expresión en una democracia, el antisemitismo, la intolerancia, las relaciones vecinales, el Holocausto judío, el odio, etc.
Aunque François Cluzet no sea el protagonista de esta historia, sin embargo centra todas las miradas sobre él, algo de lo que alguna manera es responsable el estupendo trabajo que hace en esta ocasión con el personaje de Jacques Fonzic, seguido por Jérémie Renier como Simon y Bérénice Bejo en el papel Hélène, una actriz que se adapta perfectamente a cualquier tipo de personaje.
La dirección del cineasta francés Philippe Le Guay es solvente, está llevada con buen pulso y con el ritmo necesario para que no decaiga en ningún momento el interés.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE