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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera vez que la literatura que nos dejaron los clásicos nos sirve de fuente de inspiración para obtener nuevos argumentos para ser adaptado a la vida moderna y ser llevados a la gran pantalla o a la televisión.
Ello se ha hecho en muchas ocasiones y posiblemente se seguirá haciendo con toda seguridad, la cuestión es hacerlo bien y de esa forma se obtendrá un resultado óptimo, pues de lo contrario el argumento se volverá como un boomerang.
Steve Martin, un polifacético actor, premiado incluso en algunas ocasiones, se convierte aquí en guionista con la adaptación de un autor clásico del siglo XIX, Cyrano de Bergerac, debido a la joven pluma de Edmond Rostand.
En este caso se convierte al famoso espadachín y narigudo capitán de la guardia, en el jefe de bomberos C. D. Bales, que trabaja en la actualidad en Nelson, un recóndito pueblecito norteamericano, situado en el estado de Washington, y, lógicamente, ambos tienen el mismo defecto, una hermosa nariz que hace que las mujeres lo rechacen, aunque detrás de ella hay todo un gran poeta, un soñador con un auténtico corazón de oro.
Una joven, llamada Roxanne, que estudia astronomía, llega ese verano al lugar para escribir tranquilamente su tesis de graduación y Bales se enamora de ella.
Pero Roxanne de quien está prendada es de Chris, un torpe pero tonto y apuesto chico del cuerpo de bomberos a sus órdenes, pero quien le escribe las espléndidas, inspiradas y románticas cartas de amor expresando sus sentimientos por ella es su jefe, el narizotas, hasta que un buen día se termina por conocer toda la verdad.
La historia podía haber funcionado perfectamente logrando un relato apasionado y romántico en una comedia divertida, llena de gags y situaciones cómicas, pero a decir verdad, no ha sido así y nada más lejos de lograrlo.
Ha quedado pues una película que avanza lentamente, falta de gracia, sin sal, y con situaciones repetidas, sin ingenio, ni mucha inspiración en la puesta en escena por parte de la dirección de Fred Schepisi, de quien hemos visto recientemente Plenty que estaba más conseguida que ésta.
En definitiva, queda pues la gracia y la belleza de Daryl Hannah, una actriz con un historial que está convincente y poco más ya que lo que finalmente se ha conseguido no es más que una sosa comedia romántica demasiado simple.
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