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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los guionistas a la hora de escribir el argumento de una película, la mayoría de las veces se basan en una novela, otras en una obra de teatro, en los periódicos recogiendo algún suceso que suelen ser los que más despierten el interés del público que acude al cine, aunque también hay casos que son fruto de la imaginación de quien lo escribe, aunque cada vez sean los menos.
Lo que se nos cuenta en esta ocasión es lo que se conoce como "el crimen de las niñas de Alcásser" (Valencia) que sucedió el viernes 13 de diciembre de 1992, cuando tres chicas de catorce años, Marina, Tania y Elena (los nombres verdaderos eran los de Miriam, Tony, Desiree), tras visitar a Ada (Esther), una amiga que estaba en la cama, enferma con gripe, se pusieron a hacer autostop de camino a la discoteca Colors, a unos tres kilómetros en el cercano pueblo de Picassent.
Esa misma noche no volvieron a sus respectivos hogares, desapareciendo misteriosamente sin dejar el más mínimo rastro.
75 días después, se descubren sus cuerpos semienterrados entre la maleza, en una zona boscosa, en avanzado estado de descomposición, en el paraje inhóspito del barranco de La Romana.
El suceso tuvo una amplia repercusión en los medios informativos de toda España y en ello se basa ahora, treinta años después, el guionista y director Marc Romero, utilizando los dosiers judiciales del caso, para contarnos esa historia, de la que ya casi nadie se acuerda, de la que fue muy criticada la investigación por la disputa que se entabló entre los cuerpos policiales encargados de ello, así como por la polémica habida a la hora de hacer las autopsias de los cadáveres de las adolescentes, entre los médicos locales y un catedrático de Sevilla al que tras llamarle por ser el mejor en su profesión, finalmente lo dejaron fuera.
Todo ello levantó una gran polvareda en los periódicos de la época, las emisoras de radio y la televisión.
La historia está llevada por orden cronológico salvo un breve flash back acerca de cómo sucedieron los brutales crímenes a cargo de un psicópata sin más justificación, obviando en este caso las imágenes más desagradables de los mismos.
Finalmente se nos dice que el principal culpable Antonio Anglés Martín, que llevó a cabo materialmente los crímenes, nunca se ha encontrado, y el film por su parte añade un postizo supuesto que resulta un pegote ante el realismo con que se ha llevado a cabo el resto de la historia, con un estilo casi documental por parte de la realización de Marc Romero (Badajoz 1977), con un ritmo pausado pero adecuado al relato en este largometraje que supone su ópera prima, tras debutar con el mediometraje 'Venganza' (2002), en el que se nota un tanto la inexperiencia en la puesta en imágenes, resultando algo plana.
En cuanto al trabajo interpretativo destacan las labores de Ana Fernández como Isabel y Javier Albalá como Vicente, su marido, así como Eulàlia Ramón, a la que hacía mucho tiempo que no veíamos en la pantalla e igualmente la pequeña colaboración de Macarena Gómez como la drogadicta Laura.
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