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CRITICA
Por: PACO CASADO
José Frade ha incorporado a su productora varios nombres de realizadores jóvenes e interesantes de nuestro cine, con lo que está consiguiendo elevar el nivel artístico de su producción, aunque como en este caso se trate de una película eminentemente comercial, pero en la que se demuestra que hasta en este cine picarón con destape, se puede hacer con una cierta dignidad y desenfado, lejos del gratuito exhibicionismo injustificado de la habitual comedieta española.
En 1674, en plena época de la picaresca, el labriego Mauro Pacheco abandona su aldea, por voluntad de su padre, para emprender una aventura en Madrid, donde espera encontrar refugio en casa de su tío, un acreditado usurero llamado Illán.
El camino a recorrer es largo y en él le van a suceder al joven Pacheco varias cosas imprevisibles: le roban la bolsa en un mesón del camino, pero a cambio del percance tropieza con tres hermosas mujeres: una de ellas se le ofrece a cambio de que el campesino se empareje con su marido; otra, sencillamente quiere ponerle los cuernos a su esposo; y la tercera será, nada más y nada menos, que la mujer del acaudalado tío Illán.
Se encuentra este film en la racha de los parecidos a 'El Decamerón' (1971) y 'El libro del buen amor' (1976), tan alegres como literarias, con abundancia de desnudos femeninos y jocosas aventuras en las que se demuestra que las gentes se lo pasaban bien en aquellas remotas épocas.
Juan José Alonso Millán ha hilvanado un guion con bastante gracia y soltura, bien dosificado, donde nos presenta las aventuras del labriego inexperto en las cuestiones del amor, que poco a poco va conociendo el mundo que le rodea despertando hacia esas cuestiones amorosas.
Las seducciones de toda hembra que se tropieza en su camino son constantes y aunque las situaciones se repitan, éstas tienen variantes y su chispa de comicidad en todo momento.
Nos quedamos especialmente con los dos últimos relatos y tal vez hubiera hecho falta una mayor inspiración por parte de Antonio Mercero y un poco de más agilidad en el ritmo en algunos momentos.
De todas formas nos parece una comedia muy sana, lejos de la moralina habitual y con una clara defensa del amor libre como se demuestra en su final.
La cinta tiene algunas influencias del cine de Pier Paolo Pasolini, pero en definitiva se puede decir que es un producto digno y bien construido.
A destacar en el capítulo interpretativo la gracia de Paco Algora y el buen ver de las protagonistas femeninas que muestran sus encantos con bastante generosidad y soltura.
Buena la ambientación de la época y la banda sonora musical compuesta por Carmelo Bernaola.
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