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RITICA
Por: PACO CASADO
De las cinematografías iberoamericanas, las más potentes son Argentina, México y Brasil, como anualmente podemos comprobar a través de la celebración del Festival de cine iberoamericano de Huelva.
Las demás son más pobres y sus cinematografías menos poderosas y solventes, como así mismo parcas en cuanto a su producción, por eso con frecuencia buscan la colaboración entre ellas o también a veces acuden a las europeas para su coproducción, como es este el caso en que se han unido Ecuador y Colombia con la ayuda de España para contar esta historia muy típica de aquellos países en los que la religión y las creencias suelen estar muy arraigadas y con frecuencia suelen acudir a la fe que hace milagros en lo que se refiere a curaciones, ya que la mayoría de las veces no son tales, simplemente que creen en lo que quieren ver y esa confianza les hace sanar.
Esta es una historia de intriga, fe y fanatismo en la que Antanasio de Fulgencio, un cínico estafador, ve en la familia que vive en un barrio pobre de Quito, compuesta por Carlos y Nea un posible negocio.
El matrimonio tiene una hija de pocos años, Gema, que según dicen tiene un poder curativo, a la que acude el pueblo sencillo, que muchos consideran milagrosa, para sanar ciertas enfermedades, lo que hace que se corra la voz y cada vez se acerquen más parroquianos.
Antanasio entra en contacto con ellos para hacer lo que es un negocio humilde, que apenas les da de comer, convertirlo en algo lucrativo.
Se pone en contacto con una periodista que trata el tema en la televisión y eso hace que la gente acuda en masa a esa creencia de amor, sanación y prosperidad, convirtiendo a la niña en una estrella, Santa Gema de Acapucho.
El negocio prospera vendiendo objetos como rosarios o agua de Santa Gema, entre otros, y ya piensan en crear un templo para la chica milagrosa.
A partir de aquí entran en cuestión otros temas que no vamos a desvelar para no quitarle interés al relato, que se conjugan con el negocio, la ambición, el dinero y cuestiones familiares que llevan la historia a un final no deseado.
Antanasio no tiene escrúpulos de hacerse pasar por sacerdote y va encaminado únicamente a ganar dinero para pagar una deuda que si no abona pone en peligro su seguridad personal usando la religión como puro comercio, aprovechándose del pueblo sencillo que tiene muy arraigada la fe.
El guionista y realizador ecuatoriano Tito Jara ve en la pobreza de las gentes materia fácil para el engaño y la estafa.
Para escribir el guion se basó en un hecho real que él mismo presenció.
La materia fílmica denota lo que antes anotábamos, la falta de medios resultando bastante pobre en este sentido al momento de desarrollar la materia argumental.
Tampoco los actores ofrecen una gran credibilidad en la incorporación de sus personajes y la dirección no ha sido capaz de corregir este defecto.
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