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RITICA
Por: PACO CASADO
El cine policiaco español tuvo algunos buenos momentos allá por la década de los años 50 y posteriormente hubo otra etapa más cercana en la que parece que resurgió.
Ahora nos enfrentamos a una nueva producción de ese género cuyo caso está llevado de manera lenta, como las tortugas, de ahí su título.
El inspector de policía Manuel Bianquetti, al que llaman el francés por su origen galo, es destinado de Madrid a Cádiz por una falta que cometió en la investigación acerca de la muerte de su hija.
En su nuevo destino tiene la ocasión de involucrarse en un caso similar al suyo, el de la violación y maltrato hasta la muerte de una joven de origen sudamericano a la que encuentran en un contendor de basura.
Los padres recurren a él, aunque no está encargado del caso, sino destinado a oficina, ya que la policía parece no echar mucha cuenta del caso y ellos creen que es por su origen.
A pesar del dolor que le produce volverse a enfrentar con su atormentado pasado, se pone en el lugar de los padres y acepta investigar, de manera no oficial, sin que lo sepan sus superiores y emprende una cruzada para encontrar al asesino.
Tan sólo cuenta con la oficial encargada de los archivos que le ayuda en lo que puede, sin jugarse su puesto de trabajo.
Esta historia camina en paralelo con la de Cristina, una joven enfermera que está asustada porque alguien relacionada con su pasado ha salido de la cárcel y no para de recibir llamadas anónimas, con sonido pero sin voz, por lo que pone una denuncia.
Manuel y Cristina viven en el mismo edificio sin saberlo, pero coincidirán en alguna ocasión en el ejercicio de sus profesiones.
Esta es la nueva película del joven director jerezano Juan Miguel del Castillo que comenzó su carrera como realizador con el interesante drama social Techo y comida (2015) sobre una mujer al borde del desahucio y el hambre, que tenía como protagonista a Natalia de Molina, con la que vuelve a coincidir en este nuevo film en compañía del actor francés Fred Tatien, a quien ya habíamos visto en pequeños papeles en La enfermedad del domingo (2018) y en Lobos solitarios (2019).
La narración sobre la adaptación de la novela negra del escritor gaditano Benio Olmo, publicada en 2016, tiene un aire a las producciones tanto americanas como francesas, en la manera de llevar la investigación en la que poco a poco se van atando cabos acerca de los sospechosos que cometieron tan execrable crimen.
Hay una denuncia acerca del tema de la violencia de género contra las mujeres en este caso de la joven víctima y también sobre el acoso a ellas en el caso de la enfermera.
Posee una fotografía de Gina Ferrer de la ciudad de Cádiz que va de la luminosidad de la bahía a la sombra de los rincones más oscuros de la delincuencia.
Correcta la interpretación en este film que mezcla el drama psicológico y el thriller con el defecto por parte de Fred Tatien, un gigantón de casi dos metros, en lo referente a la pronunciación que a veces no se le entiende bien el diálogo y en cuanto a Natalia de Molina el uso de una nueva cámara especial que porta la propia actriz que a veces le deforma un poco el rostro en las expresiones de miedo o terror que hace.
Correcta la dirección de Juan Manuel del Castillo que capta muy bien el ambiente y el manejo de los secundarios.
Optó a la Biznaga de oro aunque no logró premio, pero fue muy bien acogida por el público y la crítica asistente al Festival de cine en español de Málaga, en una de las secciones paralelas.
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