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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Atrapa a un ladrón' (1955) es una producción que cuenta en su haber con tres años desde que fue rodada, pero a pesar de ese retraso con que nos llega, conserva vigente su lozanía y modernidad, e incluso su interés, por el hecho de que Grace Kelly rodó después dos títulos más y se retiró del cine, encontrando la felicidad de su marido Rainiero de Mónaco durante el rodaje de la misma en la Costa Azul.
Se nos cuenta aquí la historia de John Robie, un antiguo ladrón de joyas, de guante blanco, apodado El Gato, todo un maestro entre los de su profesión, que ha decidido retirarse, tras cumplir condena y llevar una apacible y reformada vida en la elegante Riviera francesa.
Allí, el azar le hace conocer a Frances Stevens, una joven millonaria, hija de una distinguida familia norteamericana.
Al poco tiempo El Gato se encuentra metido hasta el cuello en dos graves problemas, por una parte está perdidamente enamorado y por otra vienen produciéndose constantes robos entre los acomodados residentes de la zona con su viejo estilo, por lo que él se convierte en el único y principal sospechoso para la policía francesa, pero se propone demostrar su inocencia y atrapar al ladrón.
Alfred Hitchcock es ante todo un director que casi siempre tiene poco que contarnos, pero lo que nos ofrece lo hace con tanta maestría que es un verdadero recreo para el espectador contemplar las obras de este gran director que sabe unir a la dinámica de sus narraciones un exquisito gusto por la composición plástica de las imágenes así como dirigir con un magistral estilo de sencillez esquemática, dentro de lo complicado que suelen ser a veces sus argumentos.
Tal vez sea ésta una de las últimas de este realizador inglés más flojas, aunque no por ello está falta de interés.
La mejor para nuestro gusto es Falso culpable (1956), seguida de Pero... ¿quien mató a Harry? (1955).
Entre las virtudes que se detectan en 'Atrapa a un ladrón' (1955) figura la espléndida fotografía de Robert Burks en Vistavisión y technicolor que conjuga ambas técnicas en perfecta sinfonía de color.
Hay que destacar la estupenda interpretación de los personajes principales, encarnados por Cary Grant, en un papel hecho a su medida, John Williams y Grace Kelly que da a su trabajo todo el encanto de su elegancia innata y de su feminidad natural, además de su belleza, que no es poca, siendo esta la tercera película que interpreta a las órdenes de Hitchcock tras 'Crimen perfecto' (1954) y 'La ventana indiscreta' (1954).
Y finalmente la gran ambientación y elección de los paisajes de la Costa Azul.
En su contra destacar el exceso de diálogos, lo que le resta a veces fluidez a la narración.
A pesar de su fama y la comercialidad que suelen tener los productos de este realizador éste no es de los más logrados del mago del suspense con una tópica historia de ladrón afincado en la costa francesa, llevada cabo con una cierta desgana.
No obstante destaca la excelente secuencia final de la persecución por los tejados, la notable dirección de actores y el tono irónico de la vida en esa región.
Es en definitiva un film con una correcta realización de Alfred Hitchcock, un director dotado para más altos fines como la comedia, la intriga y el suspense, además de la interpretación que estamos seguros agradará a todos los públicos.
Oscar a la fotografía de Robert Burks y fue nominada al León de oro en la Nostra de cine de Venecia.
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