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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta producción está basada en un hecho real sucedido durante la Segunda Guerra Mundial en lo que se llamó "Operación picadillo", que fue organizada por el teniente comandante Ewen Montagu, que es el autor del libro donde cuenta esta estratagema militar organizada durante la contienda bélica para despistar al ejército nazi alemán, lo que origina el argumento de esta película, consistente en una operación de espionaje sobre el lugar de desembarco de las fuerzas aliadas desviando la atención a Grecia en lugar de Italia.
Fue un intento británico de engañar al enemigo para que debilitara las defensas de Sicilia antes del ataque de 1943, utilizando a un hombre muerto al que dan la identidad del Mayor William Martin, con papeles falsos para que sea encontrado en la costa española cerca de la playa de Punta Umbría, en Huelva, y se los pasen a los alemanes.
Ronald Neame, director de este film, del que ya teníamos conocimiento de él a través de 'El millonario' (1954), ha sabido dotarlo del ritmo preciso, y desde los primeros fotogramas hace que nos interesemos vivamente sobre lo que está ocurriendo en la pantalla.
Ha dotado también a la acción de la fluidez necesaria para que la narración mantenga durante toda la proyección la agilidad necesaria para que no canse al espectador sobre la meticulosidad de la preparación del plan preconcebido, lo que en las manos de otro realizador hubiera resultado tal vez un hecho monótono y aburrido.
Con esta cinta y teniendo en cuanta la anteriormente mencionada, El millonario (1954), Neame se consagra como uno de los mejores directores ingleses del momento con un cierto paralelismo muy parecido en su mondo en enfocar la acción con Alexander MacKendrick.
Todos los demás colaboradores le ayudan al logro, al contar con una magnífica fotografía de Oswald Morris dotada de un buen uso del color, mejor en los exteriores que en los interiores, en los que el sistema De Luxe toma tintes demasiado azulados y el CinemaScope está utilizado con buen oficio y sentido del encuadre.
La música de Alan Rawsthorne es la apropiada al tema, con algunos momentos de extraordinaria calidad así como la banda de sonido que es verdaderamente notable destacando una secuencia en la que los ruidos se convierte en el principal foco de atención, como es el momento del tratamiento del cadáver, en el que los ruidos de las bombas y el trepidar de los motores de los aviones dan a esta secuencia la emoción y el patetismo que realmente requería.
De la nómina de actores sobresale Clifton Webb en un papel muy distinto a los que hasta ahora le han hecho famoso, pero sabiendo calar en el espíritu del personaje con asombrosa realidad, mientras que los demás están a la altura a que nos tiene acostumbrados el cine inglés.
Ganó el Bafta al mejor guion británico y el premio NBR como una de las diez mejores películas del año.
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