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CRITICA
Por: PACO CASADO
El conocido productor Carlo Ponti, sigue con esta película la racha de comedias intrascendentes y rutinarias de destape que viene siendo últimamente las que tras la apertura de la censura están inundando las pantallas comerciales españolas.
Sigue en este caso el sistema del star system norteamericano.
Para ello se elige una estrella de renombre, se pone en la cabecera del reparto como medio para atraer a los públicos y hacer taquilla.
Pero en este caso ha descuidado algo importante y fundamental como es dotarla de un guion que verdaderamente tenga gracia y el interés suficiente en la historia como para mantener todo el armazón sobre el cual se sustenta la historia.
La anécdota aquí resulta ser mínima e insuficiente.
Leonida Bottacin es un viejo y viudo millonario que posee unos extensos viñedos y una floreciente industria del vino en Treviso.
Al no tener hijos, serán sus sobrinos los herederos, los cuales están deseando de que éste fallezca lo más pronto posible.
Al caer convaleciente, comienza a sufrir problemas cardíacos, y sus codiciosos herederos, contratan a Anna, una sensual y explosiva enfermera que está de muy buen ver, ya que así piensan que debido a ello se le acelere el pulso y consecuentemente también el proceso de su enfermedad cardíaca le provoque un segundo infarto que le provoque la muerte.
Este pequeño relato, en el que se intuye desde el principio lo que será su sorpresivo desenlace, contrario al deseado por los ansiosos herederos, está estirado al máximo, con situaciones pretendidamente cómicas unas y de simple exhibicionismo de la anatomía femenina otras, la mayoría de las veces metidas a contrapelo y sin motivo.
El film se hace moroso, motivado por la búsqueda de esa comercialidad antes apuntada y para aprovechar el espléndido físico de la estrella protagonista, la suiza Ursula Andress.
La realización de Nello Rossati es de puro oficio, todo un especialista en esta clase de cintas como ya lo demostraba en su segunda realización, 'La gata en celo' (1972), que pone sus conocimiento en este sentido al servicio de la actriz para su mejor lucimiento, sin dar demasiadas muestras de inteligencia en la puesta en escena, dejándose llevar por la rutina, hasta casi llegar a provocar el bostezo por parte del espectador.
No obstante hay que admitir que a pesar de los años, Ursula Andress sigue estando de muy buen ver.
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