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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dos títulos se recuerdan inmediatamente al visionar 'A merced del odio' (1965), dirigida por Seth Holt.
El primero es 'Los inocentes', la excelente película dirigida por Jack Clayton, estrenad en España con el absurdo título de 'Suspense!' (1961), con Deborah Kerr y Pamela Franklin.
El otro es 'Qué fue de Baby Jane?' (1962), realizada por Robert Aldrich, con Bette Davis y Joan Crawford.
Del primero toma el tema de la inocente posición de unos niños, mientras que del segundo coge el personaje interpretado por la veterana actriz Bette Davis.
Joey, un niño de diez años, con problemas emocionales, vuelve a su hogar tras un período de dos años de internamiento en un centro médico, al ser culpable de ahogar a su hermanita.
Es un niño de carácter complejo y difícil, que demuestra una extraordinaria aversión hacia su antigua niñera, Nanny, una mujer mayor, fiel a la familia, que ha cuidado a su madre desde que se casó.
El chiquillo regresa con una obsesión por Nanny, la vieja criada que lleva toda la vida de servicio de varias generaciones de la familia, cuando esta abandona la casa.
La actitud intransigente de Joey, su crueldad, tiene una oscura motivación: acusa a Nanny de la muerte accidental en su día de su hermanita pequeña.
Obra dramática y de suspense con un buen antecedente literario en la novela The Nanny, de Marryam Modell, que rehuye la truculencia, destacando las facetas humanas del problema y los personajes, muy bien observados y consecuentes con el desenlace.
El asunto nos resulta, pues, algo conocido mientras que el guion de Jimmy Sangster no se distingue precisamente por su originalidad.
Queda entonces como principal aliciente a lo largo de todo el film, la dirección que en este caso llevada a cabo por Seth Holt, que parece dudar de dar un enfoque preciso a su estilismo; entre la observación psicológica de unos determinados personajes, el suspense de la historia, que se prestaba a ello, y el análisis de una cierta mentalidad infantil.
Pero Seth Holt no se decide por profundizar en ninguno de ellos.
Al principio se distingue por el análisis de los personajes, sus reacciones, pero luego escoge el camino más fácil, el de internarse en la situación puramente argumental.
Como componente de un cine británico de intriga, de gran tradición en esta cinematografía, no nos sirve.
Como ejemplo de un moderno exponente de cine de intriga y suspense, tampoco.
Sin embargo la cinta contiene un cierto interés por la originalidad que otorga el director a la narración, uniendo las escenas inteligentemente por medio de los diálogos.
La dirección de actores que lleva a cabo Seth Holt, se revela sensible en referencia al pequeño protagonista, mientras que la veterana Bette Davis se nos muestra un tanto ineficaz.
La tensión y la violencia de algunas escenas están tratadas con medida sin que en ningún momento caigan en lo morboso o gratuito.
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