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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cahiers de Cinema, la tan citada revista cinematográfica francesa posee un importante número de redactores en las cuales brilla con auténtico esplendor una cualidad doble, la agudeza crítica y el extremismo.
Son hombres que descubren epidérmicamente a los autores de cine nada más ver un trozo de película. Esta es una esenciable virtud. El lado feo de la cuestión es el apasionamiento desbordado con que defienden sus posturas, que son sus intuiciones llevadas al último extremo.
Gracias a este apasionamiento y cabezonería han conseguido prestigiar y descubrir para el resto de los críticos directores de la categoría de Anthony Mann, RaouL Wash, Orson Welles, etc.
Durante un tiempo, hace varios años se dedicaron a revalorizar el film histórico, el italiano, y así levantaron pedestales a Cottafavi, Bava o Campogalliani.
Efectivamente poseen estos directores unas cualidades cinematográficas dificilísimas de apreciar no solo por el espectador medio sino por el crítico profesional. Esta cualidad es el vigor y el dinamismo sólido de algunos trozos de sus películas.
Justo es lo que ocurre con "El terror de los bárbaros". Al principio y al final, escenas de violencia, de movimientos, Campogalliani se resuelve con una misteriosa intuición rítmica que se hace desorden en los platos íntimistas o que requieran una mayor lentitud.
Al llegar al centro del film, puesto que el guion requiere una pausa, un acomodarse a la parte azucarada del género, Campogalliani se disuelve.
Sabe entonar la fotografía en bonitos momentos de alta montaña y hace jugar a los actores con un sano primitivismo, que reconforta.
Por esos trozos acertados de principio a fin la película no merece ser vilipendiada.
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