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CRITICA
Por: PACO CASADO
La salida del director Steven Soderbergh fue espectacular al ganar con su ópera prima, 'Sexo, mentiras y cintas de vídeo' (1989), la Palma de Oro del Festival de cine de Cannes.
Después su carrera ha sido irregular con 'Kafka,la verdad oculta' (1991), 'El rey de la colina' (1993) y ahora 'Bajos fondos' (1994).
Esta película se sale un poco de sus esquemas y se inserta en el género de moda, el thriller, aunque tomando como base un film anterior del que hace su remake de un estupendo título ya clásico del cine negro, El abrazo de la muerte (1949), de Robert Siodmak, con Burt Lancaster e Yvonne de Carlo.
No deja de ser curioso que el propio director firme el guion con el seudónimo de Sam Lowry junto al ya fallecido Daniel Fuchs.
Se trata de la vuelta de un hombre a su ciudad natal con el pretexto de que su madre se casa de nuevo, pero la verdad es que sigue cargado de deudas de juego.
Se volverá así a reencontrar con la mujer que abandonó, con la rivalidad de su hermano, y un gángster que le obliga a la chica a casarse.
Para arrebatársela le propone el atraco a un furgón blindado.
Por el tono dado a la cinta entendemos que a Steven Soderbergh le interesa mucho más el mundo interior y las relaciones de los personajes que la peripecia policial o delictiva del asunto que deja para el final, mientras que machaconamente recuerda el pasado a base de confusos flash backs que mezcla con el presente casi sin solución de continuidad, que van determinando la personalidad de los personajes, pero que a veces confunden al espectador.
La película tiene destellos interesantes, conserva detalles genuinos del género como la clásica mujer fatal que arrastra al hombre que quiere a que cruce la frontera entre el bien y el mal, e incluso la dota de una luminosidad diferente a la que suele ser habitual en el género.
Destacaríamos el clima creado en la secuencia de la clínica y todo el desarrollo del film desde el atraco hasta el final, que nos parece lo mejor.
Los actores están bien encajados, como si se hubieran llevado toda la vida haciendo esta clase de cintas, entre ellos Peter Gallagher y Allison Elliot sobre los que recae buena parte del trabajo.
Resulta así una discreta muestra de cine negro que, como es habitual, nos parece inferior al original.
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