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CRITICA
Por: PACO CASADO
A lo largo de nuestra muy extensa vida viendo cine, pocas veces hemos contemplado una producción sobre el género de juicios que se haya extendido tanto en mostrarnos los pormenores del mismo con tanta precisión y extensión, pormenorizando el tema que puede ser un buen motivo de discusión y coloquio.
Esta es la historia de Alexandre Farel, un joven que regresa a París de Estados Unidos donde sigue sus estudios de arquitectura.
Su padre es Jean Farel un presentador de la televisión al que está a punto de concederle el ministro una alta condecoración, que está separado de su esposa Claire, una famosa ensayista por la defensa del feminismo radical, quien a su vez tiene un novio, divorciado, con una hija, Mila, que es judía como su religiosa madre Valèrie.
Cuando Alexandre va a visitar a su madre, que vive con su novio y la hija, le ofrece que se lleve a Mila a la fiesta a la que va a acudir a continuación.
Al día siguiente la policía se presenta en su casa y lo detienen bajo la acusación presentada en comisaría de violación de Mila.
A partir de aquí vamos conociendo la declaración de Alexandre y posteriormente la de Mila.
Es detenido durante 48 horas y tres meses después se celebra el juicio tras haber vuelto a ser detenido y llevarse ese tiempo en prisión por incumplir la prohibición de volver a hablar con ella.
Durante el juicio conocemos algunas inexactitudes en las declaraciones de ambos, así como la del padre y de la madre, así como otras personas requeridas por los abogados respectivos.
Hay un prólogo en el que Claire Farel acude a un programa de radio en el que se enfrenta a otra chica en torno al tema de la violación cuando es llevada a cabo por inmigrantes.
El guion de Yaël Langmann y el propio director, Yvan Attal, se basa en la novela escrita por Karine Tuil que está inspirada en un hecho real ocurrido en 2015, que fue publicada en 2019 en la que se exponen distintas opiniones en torno al tema con los diversos puntos de vida sobre si hay consentimiento o no, violencia en la forma y otros aspectos que pueden concurrir que, en caso de culpabilidad, puede suponer hasta quince años de prisión.
Como suele ocurrir últimamente le sobra metros haciendo innecesaria la duración del prólogo y la introducción de algunas escenas retrospectivas de lo que ocurrió en las que no se nos aclara lo que realmente sucedió, ya que todo se sabe por las declaraciones de los protagonistas que explican de forma bastante explícitas los hechos.
Yvan Attal es un realizador de origen israelí con más sesenta títulos como actor y una decena de guiones escritos y casi otros tantos dirigidos siendo 'El acusado' (2021) el octavo de ellos, de los que se han visto en España 'Mi mujer es una actriz' (2001), 'No molestar' (2012), 'Están por todas partes' (2016), 'Una razón brillante' (2017) y 'Buenos principios' (2019), por lo que se conoce buena parte de su aún corta filmografía.
En la puesta en escena se esmera en la planificación en las escenas del juicio para no hacerlo muy monótono.
La interpretación de los dos jóvenes protagonista no es especialmente brillante, destacando más las de Charlotte Gainsbourg y Pierre Arditi como los padres de Alexandre.
Premio mejor director y guion en el Festival Sant Jordi de Barcelona. Premio Fedeora al mejor film y premio especial del jurado al guion y a la actriz Suzanne Jouaennet en el Fest International Film Festival. Nominado al César del cine francés el guion. Participó en la Mostra de Venecia fuera de concurso.
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