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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los temas de ciencia ficción cada día se acercan más a una realidad que avanza de forma totalmente imparable, hasta el punto que se cita al comienzo de esta película la fecha de clonación de la oveja Dolly y ya se ha quedado fuera la de la gallina que ha sido igualmente clonada, situando la acción en un futuro inmediato.
El título de este film hace referencia al sexto día que se describe en el libro sagrado del Génesis, cuando Dios creó a Eva a partir de la costilla de Adán.
El protagonista, Adam Gibson, se somete a unas pruebas físicas conducidas por el líder de una compañía de ingeniería genética.
Lo que Adam desconoce es que los resultados de los test sirven para elaborar un clon que le sustituirá como piloto, marido y padre, pero luchará contra reloj para recuperar su vida.
De lo que se trata aquí es de la clonación humana que está prohibida, pero al igual que se hace con los animales de compañía en media hora, sucede también con los humanos con fines no tan buenos como con las mascotas caseras.
El guion está concebido como una cinta de acción para ser protagonizada por Arnold Schwarzenegger, aunque en este caso interprete a un simple padre de familia que pilota un helicóptero que se dedica a transportar personas, en compañía de su buen socio y amigo.
Un día se encuentra con un clon en casa y hace lo posible para denunciarlo, porque le ha arrebatado a su familia.
Pero esto ha sido un error y ha de ser eliminado para evitar que denuncie a la compañía de clonación.
El argumento no profundiza mucho en los aspectos a favor ni en contra de este adelanto científico, pero sí está llevado de forma inteligente como para lograr un thriller entretenido a cargo de un Schwarzenegger que ha sabido reciclarse para otro tipo de películas que las de simple violencia, como hacía en 'El fin de los días' (1999) en la que salvaba a la Humanidad pero aquí se limitaba a auxiliarse a sí mismo y a su familia.
Aunque el tema de fondo es la clonación, el director no se detiene en los aspectos éticos de este fenómeno, sino que lo utiliza para que el musculoso actor pueda enfrentarse a enemigos de su talla.
Curiosamente, antes de que se ofreciera el papel al que después sería gobernador de California, éste pasó por la manos de Kevin Costner que lo rechazó porque coincidía con el rodaje de Trece días (2000).
El film está realizado con un montaje en corto bastante videoclipero.
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