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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay una fórmula económica, que suponemos que en estos tiempos de crisis se usará más que en otros momentos, en la que alguien ofrece el coche personal, a través de las redes sociales, para ser compartido con otros viajeros, para hacer un determinado trayecto, pagando la gasolina a medias, mediante lo cual a todos los que ocupen el vehículo les saldrá más barato el viaje.
Esa es la historia que se cuenta en esta producción española, la última que ha dirigido, de momento, el prestigioso realizador español Álex de la Iglesia.
Julián es un alto ejecutivo, divorciado, cincuentón, un hombre gris en paro que se encuentra en el peor momento económico de su vida.
Recurre a esa aplicación por internet para compartir su coche con quien lo necesite para viajar de Bilbao a Madrid, trayecto que ya ha utilizado cada fin de semana una tal Lorena de la que se ha enamorado, una pasajera que se ha vuelto frecuente en sus viajes.
Esta vez se ha escrito una nota con la fórmula para declararse a ella, antes de que los otros dos pasajeros sean recogidos para hacer ese trayecto, pero no le da tiempo.
El tercero en llegar es Rodrigo, un tipo dicharachero, con gran desparpajo, un caradura que no para de hablar y finalmente el cuarto ocupante es Sergio, un guaperas con barbas, acompañado de su guitarra que apenas abre la boca.
Lo que ocurre en ese trayecto es lo que compone el argumento de esta entretenida comedia.
El guion está escrito por el bilbaíno ╡lex de la Iglesia y su colaborador habitual Jorge Guerricaechevarría con el que suele concurrir en sus producciones, en el que se le saca bastante provecho a las situaciones que se producen, aunque en algunos de los casos sean un tanto inverosímiles, pero tratándose de una comedia todo es factible con tal de divertir al espectador, que es lo que se propone conseguir.
La película se puede dividir en tras partes, una primera que es la recogida de los diferentes pasajeros en la que vamos conociendo a todos, en la que el diálogo entre ellos no para, como si se tratara de una obra de teatro en la que el escenario es el propio coche, medio de transporte popularmemnte conocido como BlaBlaCar, título que tuvo durante el rodaje.
En una segunda salen del coche en una gasolinera y ya hay un poco de más acción fuera del vehículo y comienzan a pasar cosas en un hotel Spa y a darse a conocer algo más de la verdadera identidad de los componentes del mismo.
Y una tercera en la que llegan a las afueras de Madrid y tropiezan con el consiguiente atasco que se origina habitualmente con el regreso del finde de las personas que han salido fuera de la capital.
Esta última nos recuerda mucho a El gran atasco (1979), una coproducción europea dirigida por el prestigioso director italiano Luigi Comencini que se desarrollaba toda ella en esa única situación que duró más de 36 horas a las puertas de la ciudad de Roma, que recogía la actitud adoptada por una gran cantidad de personas conforme el tiempo transcurría.
En este caso se centra sólo en los cuatro ocupantes que por diversas circunstancias se ven huyendo de la policía.
Alberto San Juan es un tipo apocado, tímido. Ernesto Altero es el otro lado de esa moneda, desinhibido, sin vergüenza, caradura, mientras que el tercero es callado y del que poco sabemos, siendo Blanca Suárez una chica desenvuelta y desatada en algunos momentos que pone unas gotas de romanticismo en la historia.
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