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CRITICA
Por: PACO CASADO
En el cine como todo en la vida existen modas y una de ellas, que estuvo en voga durante algunos años en España fue la de resucitar toda vieja época en la que se cantaba el cuplé.
Esto surgió a raíz de un éxito inesperado como fue "El último cuplé", de Juan de Orduña.
Esto no nos molesta si el resucitar de esa época no hubiera sido tan superficial y tan ñoño y por el contrario se hubieran estudiado y planteados otros condicionamientos y problemas de aquellos tiempos, en lugar de dedicarse a crear historietitas más o menos tontas, melodramáticas y sentimentaloides como la presente.
Aquí se trata de la historia de una violetera y un acomodado señorito de la alta aristocracia. He aquí el enfrentamiento y los problemas de dos clases sociales, pero esto queda muy de lado y sin profundizar.
El desarrollo de la historia llega hasta lo increíble, de una ingenuidad y sencillez que bordea el límite como el hecho de recuperar la voz una chica por el simple hecho de encontrar nuevamente a su antiguo novio al cabo de los años.
La sorpresa llega al extremo cuando nos encotnramos entre los guionistas de esta película toda una personaldiad de un teórico del cine como nuestro admirado D. Manuel Villegas López, autor de ocho libros sobre el Séptimo Arte.
Pero a su lado estaba el ya fallecido y comercialoide Arozamena, guionista de muchas de las películas de la inefable Sara Montiel, para cuyo lucimiento de físico y voz parece estar hecha exclusivamente la cinta.
La dirección de Luis César Amadori trata de ser correcta, mientras el color resulta muy desvirtuado a veces.
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