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CRITICA
Por: PACO CASADO
La cinematografía australiana, que ha sido el descubrimiento a nivel mundial de los últimos años, tiene la característica de fijarse continuamente en el espejo de la norteamericana, y así ha sido capaz de copiar las producciones del western, las de acción, así como otros géneros.
Por ello no nos llama la atención que también lo haya podido hacer con este de la comedia en la que nos muestra las costumbres de la juventud, algo que constantemente se repite desde que salió a la luz la película Verano del 42 (1971) de Robert Mulligan, como lo han hecho ya realizadores de otras cinematografías hasta la saciedad.
La mejor virtud de los directores australianos es que suelen hacer estas copias con bastante dignidad, y si bien este film, Al diablo la pubertad (1981), no nos viene a descubrir nada nuevo que no sepamos, al menos sí sigue esa misma línea antes mencionada.
Aquí se nos ofrece el relato de la vida y actividades de un grupo de muchachos y muchachas de unos quince o dieciséis años de los suburbios del sur de Sydney en sus rituales de emparejamiento.
De ellos destaca Sue, una adolescente que se dedica a observar a los chicos surfistas y buscar tener sexo con ellos.
La cinta se nota que está producida y escrita por una mujer, en este caso la guionista Margaret Kelly, que se basa a su vez en la novela de otras dos mujeres Gabrielle Carey y Kathy Lette al darle un mayor protagonismo al género femenino, que es quien lleva la voz cantante, principalmente a través de dos chicas que encabezan el reparto de estas aventuras juveniles estudiantiles, con su inevitable obsesión por el sexo a esas edades y que están al borde de poder quedarse embarazadas, lo que roza en algunos momento el tópico, pero sabe salirse con cierta habilidad del atolladero.
El director australiano Bruce Beresford nos ofrece una comedia sencilla, sin muchas complicaciones, que resulta amable en ocasiones y chocante en otras, sobre todo por los procaces diálogos, aunque esto intuimos que tal vez sea imputable al doblaje español que adopta frases y modismos españoles actuales, tal vez para acercarnos más a los intérpretes y tener una mayor comprensión de ellos.
La película pose bellas imágenes playeras, con escenas de surf incluido, que hacen más refrescante su visión, sobre todo en este caluroso verano, salpicada de algunas canciones modernas que están de actualidad.
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