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CRITICA
Por: PACO CASADO
El actor español, Antonio Banderas, malagueño por más señas, de vez en cuando se embarca en interpretar productos simplemente comerciales con cuyo dinero sostiene su teatro y financia los musicales que en él se exhiben en su ciudad y que después lleva a Madrid y otras ciudades españolas.
Uno de esos productos es 'The enforcer - El protector' (2022) en el que se cuenta la historia de El Barracuda, un hombre más conocido como Cuda, un sicario de la mafia, un personaje cuando menos extraño, que tras cumplir condena, cuando sale de la cárcel se pone al servicio de Estelle, una mafiosa que tiene un negocio en Miami, a la que sirve para llevar a cabo sus "recados" como es ajustar cuenta con aquellos que le deben dinero, hasta que descubre, que detrás lo que hay es un tráfico de mujeres.
Un día conoce a Stray, un joven que se gana la vida participando en peleas callejeras ilegales que parece que tiene un buen futuro como tal, que le ayuda en una de sus misiones de ajustar cuentas.
En otro momento se cruza con Billie, una chica de 15 años que ha robado un objeto pequeño en una tienda y la defiende del dueño antes de que llame a la policía, la invita a comer y tras conocer su pasado le alquila una habitación en una pensión y cuando va a verla al día siguiente ha desaparecido y con Stray tratará de buscarla y de ajustar cuentas con sus raptores.
Esto le da la oportunidad de reparar el mal hecho durante su pasado y encontrar la redención.
Decíamos que es un personaje extraño, el típico ejecutor, que se convierte en protector, ya que tras ser un delincuente con antecedente carcelario y estar al servicio de una jefa que trafica con mujeres, sin embargo tiene un buen corazón, capaz de sacrificarse y ayudar a Stray y salvar a Billie, que ha huido de un hogar de acogida, una chica que le recuerda a Lola, su hija de la misma edad, que está a punto de celebrar su cumpleaños, que no quiere saber nada de él por su conducta tanto pasada como actual, como igual le ocurre a su ex esposa.
La historia es un thriller que no tiene mucho de especial, que incluye varias peleas y algunas escenas fuerte en cuanto a su violencia y un desenlace inesperado, con personajes predecibles, de una pieza, que nada más aparecer en pantalla ya están descritos con un simple golpe de vista.
Una película que no se diferencia de los muchos telefilms que se pueden ver a diario en las pantallas de la televisión, en el que se denuncia a esas organización que negocian con la explotación sexual de chicas jóvenes que se dedican a la prostitución en los clubs de alterne.
Antonio Bandera, principal atractivo de esta historia, trata de defender su personaje lo mejor posible, al que imprime cierta humanidad, tan lejos de otras actuaciones del malagueño de una mayor altura.
El director australiano Richard Hughes, debuta en el cine con el largometraje de forma correcta con este film, tras provenir de la publicidad y la televisión, al que le da el ritmo necesario para que no decaiga su interés y en el tiempo preciso de hora y media para no cansar, con un guion tan elemental como simple.
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