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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ante todo hay que decir que 'Rocky IV' es una película honrada, que no engaña a nadie.
Todo espectador sabe lo que va a ver y love. Es seguir la historia de Rocky Balboa, que en este caso pierde a su amigo Apollo Creed en el ring en una pelea frente al pugil ruso Ivan Drago, tratando de vengarlo.
En estas líneas se puede resumir el argumento de 'Rocky IV', pero si en algo hay que admirar al cine americano es en que es el único que sigue haciendo espectáculo, que sabe hacer una película y vender el producto, que se gasta dinero en producirlo y que lógicamente lo recupera después en las taquillas porque a los públicos le interesa ese espectáculo.
Otra cosa puede ser la ideología que se subyace en determinadas películas de esta etapa Reagan, que se puede aceptar o rechazar, del tipo 'Rambo', 'Commando' o ésta.
Aquí es el enfrentamiento entre las dos grandes potencias resueltas en un combate de boxeo y el consiguiente mensaje final de que la paz es posible, tal vez algo simplista, y más o menos idealista y partidista.
Otra cosa es el espectáculo. Lo que se monta alrededor de las dos peleas que constituyen el nucleo central de la película.
La primera, la muerte del amigo, en medio el entrenamiento, para llegar, al esperado e inevitable enfrentamiento final.
La película está montada a una velocidad de vertigo en las acciones paralelas, a nuestro gusto demasiado rápida, y con unos actores que funcionan en todo momento, rodeados de buena fotografía y espectacular banda sonora.
Eso es 'Rocky IV'.
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