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CRITICA
Por: PACO CASADO
Bryan Spicer, director de la primera cinta de los 'Power Rangers' (1995), es el encargado de dirigir esta película que comienza como una alta comedia para derivar después a situaciones más populares, en las que un increíblemente rico matrimonio, de la alta sociedad de Manhattan, formado por Brad y Caroline Sexton, que siguen casados por conveniencia y que se llevan bien sólo en apariencia ante los demás, pero mal en la intimidad, se ve sorprendido por una deuda de cinco millones de dólares al fisco que le ha dejado su asesor fiscal y han de huir, refugiándose en una comunidad amish, donde fingen estar visitando a unos parientes.
Toda la gracia del film resulta del contraste de estos millonarios que se ven sacados de sus múltiples comodidades e inmersos en la primaria comunidad religiosa que renuncia a todo progreso, que no utiliza ni el automóvil, ni el teléfono, ni ningún adelanto de la vida moderna.
La cinta termina con la moraleja de que el dinero no hace la felicidad y la pareja vuelve a encontrar el amor que había perdido entre el lujo y las comodidades, ahora en este mundo tan diferente para ellos.
Una dirección artesanal al servicio del gesticulante cómico Tim Allen, secundado por la eficaz Kirstie Alley, de donde se obtiene un resultado bastante mediocre.
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