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CRITICA
Por: PACO CASADO
En los últimos tiempos nos están llegando a nuestras carteleras más producciones del género manga, basada en los tebeos de esta clase que, a juzgar por las recaudaciones a nivel mundial que ha hecho esta película de cerca de 180 millones de dólares, deben ser muchos los espectadores seguidores de esta clase de films, ya que se ha convertido en el sexto japonés más taquillero de la historia.
Máxime cuando a éste le precede una serie televisiva de estos personajes que ha estado veinticinco años en antena con más de mil episodios y más de cien libros publicados, que en este caso se acerca al género musical.
Estamos en un mundo futuro con un Gobierno Mundial que mantiene el orden y unos piratas que no aceptan sus leyes.
Es la historia del pueblo de Elegia, que es atacado por unos salvajes piratas, pero cuando aparece Uta, una cantante que arrasa en esos momentos en el mundo entero, tratará de resolver el problema.
Ella es la hija del famoso pirata Shanks el pelirrojo, que obtiene al parecer ciertos poderes mágicos al consumir Devil Fruit (la fruta del diablo), y a la que todos la toman como una especie de Mesías, erigiéndose en salvadora de los débiles.
Uta es capaz de llevarlos a una dimensión paralela, en un mundo mejor, sin tener que recurrir a la guerra en el que pueden quedar atrapados para siempre, pero algunos desean volver a sus casas.
Ella da un concierto contra la guerra para un público integrado por la gente del pueblo, piratas y marineros, así como sus miles de fans habituales, a los que pregona su ideal de libertad y felicidad a través de sus canciones.
Uta ha ocultado siempre su identidad, aunque es muy conocida por su voz a través de sus canciones, pero esta vez decide presentarse en público, en directo.
Durante el concierto hace acto de presencia Monkey D. Luffy, con su sombrero de paja que le regaló Shanks, que es un amigo de la infancia de Uta, a la que hacía tiempo que no veía, lo que conocemos a través de un flash back de 12 años atrás, que se une a su tarea.
La cinta contiene una historia que no es muy original pero también ofrece batallas espectaculares como es frecuente en este género animado, aunque tiene un montaje tan excesivamente rápido que es casi imposible de retener las imágenes para poder seguir la caótica narración, algo que parece no preocuparle al director Gorô Taniguchi, como es que el espectador desista ante este problema personal como igualmente se pierda al no conocer los personajes de la serie, sobre todo aquí en Occidente algo que no ocurrirá en su país al seguirlos por la serie televisiva.
Esta es la decimoquinta y la número cinco de las películas que están producidas por Eiichiro Oda, el autor de la historia original que publicó la primera de ésta en 1997 en una revista a la que siguieron muchas más y después se hizo la serie de tv.
Por otra parte el introducir varias canciones del concierto le rompen el ritmo a la acción y extienden en exceso la duración del metraje.
Igualmente hay que admirar la imaginación en cuanto a los decorados que se lucen a lo lago de la narración que ayuda a lo espectacular de esta producción, aunque al decir de los que conocen la serie no es la mejor de la saga.
Si el cine debe ser una comunión entre el espectador y el film, éste, a nuestro entender, no cumple con ese precepto básico.
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