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CRITICA
Por: PACO CASADO
La ingenuidad y el primitivismo del carácter norteamericano, hace que sea también muy dado al romanticismo.
Esta película es una buena prueba de ello.
Con lejanas referencias a 'Esplendor en la yerba' (1961), se ha construido un film con una historia de amor entre estudiantes.
La corta edad a la que se casan, por término medio los jóvenes estadounidenses, da motivo para construir bellas historias que terminan inmediatamente en boda, y que desgraciadamente, al poco tiempo también terminan en divorcios.
Aquí se ha escogido únicamente la primera parte, en la que se plantean los problemas de un matrimonio jovencísimo, de estudiantes pobres, escasos de recursos económicos.
La acción se sitúa en el año 1927.
En contra de la opinión de sus respectivas familias Annie McGairy y Carl Brown se han casado.
Pero llevar a su joven esposa con él crea desafíos difíciles para ambos, para sus padres en casa y para la facultad del campus universitario.
Él está a punto de finalizar sus estudios de Derecho y realiza diversos trabajos en la universidad, por lo que dispone allí de una pequeña cabaña que ambos convertirán en su modesto hogar.
La escasez de dinero se suma a otras dificultades que habrá de superar la pareja: la violencia del padre de Carl y las murmuraciones de los vecinos cuando Annie cuida a la hija pequeña de una mujer de mala reputación y entabla amistad con el retraído dueño de la floristería.
En realidad se escamotean bastantes matrimonios, aunque otros sean tratados vívidamente.
Alex Segal tiene como director un defecto, y es su rigidez, su falta de matización a la hora de la puesta en imágenes.
Plantea las escenas a cal y canto, y subraya siempre de forma exagerada lo que nos quiere decir.
No existe en la cinta sugerencias o leves indicaciones.
Todo está recalcado y remachado y así lo que ocurre es que pierde el interés.
De esta manera ya no se desea profundizar en los personajes, ni en las situaciones que se crean, puesto que el director es tan insistente, que no es necesario.
Plásticamente, en los colores de la fotografía, la película continúa recordándonos a 'Esplendor en la yerba' (1961) de Elia Kazan, algo que no ocurre en cuanto a la interpretación, ya que Ivette Mimieux no construye un bellísimo personaje.
Esta chica es una actriz que se encuentra especialmente dotada para dar un aire ingenuo y a la par misterioso a los papeles que interpreta.
En cuanto a Richard Chamberlain, se le encuentra demasiado forzado para dar su tipo juvenil, ya que él representa más años que los que tiene el personaje, y eso se nota muy claramente, con lo cual, todos sus esfuerzos se viene a pique.
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