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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cineasta riojano Antonio Gonzalo, que durante algún tiempo estuvo afincado en Andalucía, donde comenzó a hacer cine con su excelente 'Tierra de rastrojos' (1980), emigró a los Estados Unidos para tener más posibilidades de continuar haciendo cine que es lo que realmente le gusta.
En su primera producción norteamericana encontramos ciertas semejanzas con su ópera prima, salvando las distancias.
Mientras que en 'Tierra de rastrojos' (1980) el protagonista era el campo andaluz, en 'El aroma del copal' (1996) es la selva la que condiciona el comportamiento de los personajes, aunque si bien al tratarse de un film de aventuras no pueda profundizar en sus caracteres como se hacía en la cinta española.
Un joven ingeniero de Texas, es enviado por su empresa norteamericana a unos pozos de petróleo en la selva centroamericana, a un pueblo en lucha entre el ejército, que está en favor de la invasión yanqui, y la guerrilla, que se opone a la colonización, entre otras cosas porque contaminan el ambiente y condicionan su vida.
Entre tanto se enamora de dos mujeres y se encuentra atrapado en una guerra de guerrillas
Antonio Gonzalo introduce una cierta crítica ecológica y política que de alguna manera compone el telón de fondo de la historia de amor que el protagonista mantiene a dos bandas, con una nativa y con una maestra enviada allí por una ONG.
Dentro de su enclave y género, es un producto de serie B, llevado a cabo con un modesto presupuesto, una película de aventuras correctamente realizada, con la acción justa y necesaria, aunque no demasiado trepidante, hecha con el sólido respaldo del engranaje industrial del cine norteamericano, que consigue lo que se propone: entretener.
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