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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de acción cada vez se complica más al elegir argumentos más complejos que lo único que hacen es enredar la trama y cansar la atención del espectador que termina por hacerse un auténtico lío.
En esta ocasión se pone en peligro la firma de un importante tratado internacional entre China y las Naciones Unidas, cuando se descubre un contenedor con un buen número de cadáveres y para colmo asesinan al embajador chino.
El secretario general de la ONU recurre a operaciones encubiertas para ayudar a la diplomacia a resolver el problema.
El encargado de descifrar el complicado enigma es un agente secreto, que oficialmente no existe, y que precisamente es el principal sospechoso de organizar este fenomenal barullo.
Tan sólo cuenta con el apoyo de un traductora que tiene la clave de una conversación de dos personajes implicados en el caso.
El guion, como suele ser habitual en estos films, se complica demasiado para terminar sacándose un culpable de la manga, el que menos se espera el espectador, aunque no haya una lógica posible, ni una explicación razonable que lo justifique finalmente.
De lo que se trata es de poner la acción al rojo vivo a cargo de un intérprete especialista en el tema, como es Wesley Snipes ('Pasajero 75', 'Blade') que se entrega en manos de un artesano en este género como es el canadiense Christian Duguay, entrenado en hacer anuncios comerciales y miniseries televisivas y cuya tarjeta de presentación en el cine fue con Caza al terrorista. Con este aval qué podían esperar.
En definitiva una historia de intriga política plagada de acción y violencia.
Premio de los directores de fotografía canadienses. Premio Genio a Nicholás Clermont.
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