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CRITICA
Por: PACO CASADO
De todos los géneros cinematográficos el western es el más genuinamente americano y el que goza de mayor predicamento entre los espectadores de todo el mundo.
Y es que la conquista del Oeste con las luchas con los indios, de la ley contra los forajidos, la fiebre del oro, los conflictos entre ganaderos y agricultores y la llegada del ferrocarril forman parte del imaginario colectivo.
Ahora volviendo a ver 'Raíces profundas' (1952) hemos vuelto a recordar el cine de Hollywood de otras épocas, el cine de violencia, de vaqueros, de agricultores, el de pistoleros, el de los grandes actores, el de los extensos horizontes, el de la edad de oro de la industria americana del cine en definitiva.
En 1880 los hermanos Ryker, unos ambiciosos ganaderos, están decididos a imponer a cualquier precio sus intereses sobre los campesinos, teniendo como principal oponente al matrimonio Starrett, unos modestos granjeros de los que quieren quedarse con sus tierras, pero estos están dispuestos también a defender el derecho de los colonos a cultivar sus campos.
Allí llega Shane, un habilidoso pistolero dispuesto a seguir con una vida más tranquila al que los Starretts le ofrecen trabajo entablando amistad con la familia y el pequeño Joey que lo adora, y cuando Rufus Ryker conoce su oficio contrata a Jack Wilson un asesino a sueldo.
Incluso en la más reducida élite de los westerns míticos figuraría siempre 'Raíces profundas' (1952).
Su éxito ha ido más allá de cualquier expectativa, recaudando en su estreno más de nueve millones de dólares, una cifra insospechada en esos momentos; a ello se añadió un completísimo éxito de crítica que otorgaron a la película esa dimensión mítica a la que antes hacíamos alusión.
La acción gira en torno a Shane, un antiguo pistolero que ha dejados las armas y ahora trata de conducir una vida tranquila como vaquero de un rancho, cuya admiración de Marian, la esposa del propietario Joe Starrett y de Joey su pequeño hijo, le hacen implicarse en el enfrentamiento contra el poderoso y ambicioso terrateniente, lo que le obliga a volver a empuñar de nuevo las armas, contra un pistolero a su servicio, en un desenlace marcado por el fatalismo a la manera de una tragedia clásica.
La sobriedad inexpresiva de Alan Ladd confiere aquí a su personaje de Shane, cuyo nombre da título original al film, el toque ambiguo y misterioso que le convierte en el símbolo del pistolero solitario en busca de un destino oscuro que únicamente él conoce.
El guion de A. B. Guthrie, basado en la novela escrita por Jack Schaefer, fue impensablemente puesto en imágenes por George Stevens, que acaba de dirigir el drama de Un lugar en el sol (1951) que cerraría su período mágico.
'Raíces profundas' (1952) es todavía la más perdurable muestra de su obra cinematográfica.
A señalar así mismo la música compuesta por Victor Young para la banda sonora, e igualmente la fotografía en technicolor de Loyal Griggs que recibió el Oscar por su labor a la que antes hacíamos mención.
Todo un clásico del género del Oeste en el más puro sentido de la palabra.
Oscar a la fotografía. Laurel de oro a Jack Palance. Premio NBR a la dirección. Premio NFR. Premio OFTA.
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