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CRITICA
Por: PACO CASADO
Pietro Germi afronta el difícil género de la tragicomedia. Para ello inventa una parábola ingeniosa, un recurso como pretexto, pero la base es terrible.
Al analizar el tema del adulterio, Germi juzga necesario estudiar sus causas: el concepto de la vida familiar llena de prejuicios ante el aspecto sexual, el falso sentido del honor, una religión supersticiosa, el aburrimiento crónico de los hombres inmersos en sus circunstancias, sin tener el menor horizonte humano.
Los Cefalu son los aristócratas de Agramonte, un pueblo siciliano próximo a Catania.
El joven barón Ferdinando, venido a menos debido al despilfarro y vida ociosa de compartir casa solariega con otros familiares que le ayudan económicamente, lleva doce años casado con Rosalía, una mujer vulgar, una melosa señora.
Pero al mismo tiempo se siente atraído y está locamente enamorado de Ángela, su hermosa sobrina que tiene dieciséis años.
Las circunstancias hacen aparecer las cosas de forma distinta a como ocurren.
Cuando descubre que Ángela le corresponde, su imaginación comienza a trabajar en busca del método más limpio para conseguir el divorcio: un crimen pasional castigado con pena de cárcel entre tres y siete años...
Para salir de ese laberinto a Ferdinando no se le ocurre otra idea que buscarle un amante a su mujer y lavar después su honor matando a la adúltera.
Ese es un empeño difícil, debido a la fealdad y buenas costumbres de su mujer.
Hasta que un día regresa al pueblo Carmelino, un antiguo admirador de Rosalía.
Y Ferdinando entusiasmado, comienza a preparar el crimen.
El tema gira alrededor de este planteamiento en el que procura buscar, dentro de su puesta en práctica, algunos atenuantes.
En este cuadro pavoroso en el que las relaciones humanas están dictadas por el temor a la murmuración, en el que todo se hace por el prestigio ante los demás, el amor queda ahogado en la rutina, los prejuicios y la hipocresía.
Pietro Germi se basa en un artículo del código penal italiano realmente inconcebible, que es la aceptación de un estado de cosas, de un falso sentido del honor.
El humor de 'Divorcio a la italiana' (1961) resulta de carácter negro, terrible, patético, pero nos damos cuenta de que Pietro Germi era un hombre preocupado por la familia a lo largo de toda su filmografía.
La familia italiana vista a través de dos personajes claves: el hombre y la mujer, con la tentación del adulterio, que es una de sus constantes habituales.
No es extraño que la comicidad haya sido un escape y una necesidad ineludible en este film.
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