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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras 13 años de ausencia de las pantallas, el realizador canario Antonio José Betancor, que consiguió un cine bastante notable con la adaptación de la novela de Ramón J. Sender, Valentina y Crónica del alba, vuelve ahora, con una nueva adaptación literaria, basada en una obra emblemática de la literatura canaria, escrita por Rafael Arozarena.
La acción se desarrolla en vísperas de la guerra civil española, momento en el que llega a un pequeño pueblo de la isla de Lanzarote, un joven médico que va a sustituir al anterior, ya jubilado. Le espera un paisaje desolado, azotado por el viento y cuyos volcanes encierran secretos de amor, muerte, celos y pasión soterrada. Una vez allí se enamora secretamente de Mararía, una chica que la patrona de su pensión, considera como su hija. Pero un vulcanólogo recién llegado conquista a la muchacha.
Ella sueña con poderse marchar algún día de la isla y ve una excelente posibilidad de que el amor la rescate de la soledad isleña. Mararía es como la isla, tierra por fuera pero en su interior bulle un volcán.
A la hora de hacer la adaptación, el guión conserva el espíritu de la novela, pero cambia el carácter de algunos personajes y situaciones, entre ellos el final, al tiempo que cuenta la historia de forma lineal, cosa que no ocurre en la obra literaria.
Junto a este relato de celos, pasiones, amores y venganza, Betancor nos ofrece un buen documental de Lanzarote, ya que el paisaje tiene bastante que ver con el carácter y las pasiones de sus gentes que, como los volcanes, explosionan sin avisar, de forma brusca y espontánea.
Carmelo Gómez no da bien el carácter del médico y su brusca evolución, que si se justifica por el intermedio de la guerra, no así en lo que respecta a su amor por Mararía. Goya Toledo es lo que hemos dicho del personaje, fría por fuera, fuego por dentro. Y por su parte Iain Glen da bien el tipo físico y flemático del inglés. Superior al trío protagonista José Manuel Cervino y Mirtha Ibarra, con un trabajo espléndido de ambos.
La buena fotografía y ambientación ayudan a una dirección que con más vigor y fuerza hubiera logrado mejor resultado. Goya mejor fotografía.
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