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CRITICA
Por: PACO CASADO
A diferencia de otros directores como Anthony Mann o Richard Fleischer, Joseph H. Lewis siempre camina por los senderos de la serie B.
Fue ayudante de operador para la M.G.M. y montador para la Republic, antes de dirigir westerns, películas bélicas y cine policiaco, y en este caso nos encontramos ante una producción de este último género.
En esta clase de films destacó con El demonio de las armas (1950), una aproximación al tema de las parejas de atracadores del tipo de 'Relato criminal' (1949), también rodada por él, con Glenn Ford y Nina Foch, basada en algunos aspectos de la vida del famoso gángster Al Capone.
'The big combo', aquí titulada 'Agente especial' (1955), cuenta la historia del teniente Leonard Diamond, un escrupuloso detective obsesionado en seguir la pista del rico e influyente Sr. Brown, un gángster jefe de la mafia local, todopoderoso y bien situado socialmente, que maneja desde la sombra los hilos de una gran organización, cometiendo crímenes y desafueros, pero nunca deja un rastro que pueda delatarlo, por lo que no existen pruebas incriminatorias suficientes contra él para poder culparlo de algo que sea ilegal y de paso apartar sus garras de una hermosa rubia que está fascinada por él.
Sus jefes le ordenan a Diamond que se retire del caso porque le está costando demasiado dinero al departamento sin obtener ningún tipo de resultado positivo.
Pero cuando la atractiva novia del gángster, Susan Lowell, intenta suicidarse y en su delirio pronuncia el nombre de Alicia, esta será la clave de la que partirá nuestro hombre para llevar a cabo la investigación que le conducirá a descubrir los turbios asuntos de Browm, entre ellos el aparente asesinato de Alicia, su propia esposa.
El guion de Philip Yordan, con los convencionalismos propios del género, se desarrolla de manera hábil, siendo lo más notable el extraño desenlace, por lo poco habitual que suele ser en este género.
Joseph H. Lewis lleva la narración con pericia y es ayudado por la ajustada fotografía, así como por la mejor interpretación de Richard Conte en el papel del cínico gángster mientras que el resto del reparto cumple bien con su cometido.
La cinta contiene algunas muestras de cierto sadismo y las relaciones homosexuales más que insinuadas entre los esbirros Mingo y Fante, interpretados por Eral Holliman y Lee Van Cleef, que constituyen un auténtico atrevimiento para estos momentos en los aún sigue vigente la censura del famoso Código Hays.
Hay que destacar la espléndida fotografía en blanco y negro de John Alton entre otros de sus valores de esta producción de cine negro clásico.
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