|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por la Mostra de cine de Venecia, fuera de concurso, donde causó sensación y posteriormente por la Semana de cine de Valladolid, llega esta segunda parte del caballero de la triste figura, cuya primera ya hizo en estupenda serie de Televición Manuel Gutiérrez Aragón once años atrás, protagonizada por Fernando Rey y Alfredo Landa.
Después de que un viejo soldado llamado Miguel de Cervantes recogiera la aventura de Don Quijote y de su escudero Sancho, estos se han hecho famosos.
Tras saber que el turco bajo por la costa con una peligrosa armada, don Alonso Quijano, el caballero Don Quijote de la Mancha, saldrá una vez más, con la oposición de sus sobrina y de su ama, a una nueva batalla que empezará en la Mancha y terminará en la costa.
Es una adaptación libre de la obra maestra de Miguel de Cervantes, concretamente de la segunda parte, de la que once años atrás el mismo director realizó la adaptación de la primera para la televisión en forma de serie.
Han sido muchas las veces que el cine ha llevado a la pantalla la figura de Don Quijote, desde el cine ruso hasta el americano, pero el español apenas si se ha aprovechado del texto de Cervantes.
Una digna cinta hecha por Rafael Gil en 1947 y una parodia en colaboración con el cine mexicano protagonizada por Cantinflas.
Causó sensación la serie televisiva de Gutiérrez Aragón que ahora hace para el cine la segunda parte del libro de Cervantes en una bella película dominando un tema que le gusta, cuya meta era provocar le emoción y el tono crepuscular de una despedida triste y sombría, filmando esa tragedia con poderío visual y excelente sentido de la implicación en un film de oscuro humor negro con vigorosos monólogos como en el que Don Quijote explica a Sancho los comportamientos de Dulcinea o ante éste dormido, en interpretaciones que asombran por su pericia y precisión, alcanzando uno de los momentos más ricos del cine español.
La creación de estos personajes es de gran aliento y está construida en una esplendorosa forma de choque gestual y verbal y de conducta a lo largo de un viaje que, en plena vejez, le lleva de la locura hasta la cordura, con un Don Quijote muy diferente a la imagen popular conocida del hidalgo manchego, con un inolvidable Juan Luis Galiardo, lleno de humanidad, capaz de expresar en un mismo gesto la dignidad, la estupefacción y la sabiduría.
Don Quijote no ama la realidad, ni parece importarle los problemas sociales, únicamente tiene una meta, la glorificación que es lo que le impulsa en su aventura.
Juan Luis Galiardo hace para muchos la interpretación de su vida y Carlos Iglesias, un actor procedente de la televisión que huye de los papeles cómicos o poco serios que le daban, hacen respectivamente de Quijot y Sancho, ambos creando unos personajes lejos de los tópicos que los caracterizan y más humanos, por cuyos trabajos está nominados al Goya.
Cuenta con otros alicientes como la espléndida fotografía de José Luis Alcaine o la música de Pepe Nieto en un envoltorio de lujo, en una de las mejores adaptaciones que se han hecho de la obra cervantina, bien rodada, original en algunos de sus planteamientos con una dirección un tanto fría que caracteriza a veces el discurso fílmico de Manuel Gutiérrez Aragón.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
TRÁILER'S
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE