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CRITICA
Por: PACO CASADO
Abby Albernathy se marcha de su casa donde vive con su padre sin decirle adiós.
Ella es una estudiante del primer año de la universidad y se instala con una amiga, al tiempo que intenta distanciarse de su oscuro pasado mientras resiste a su atracción por Travis Maddox, el chico malo de la clase, en su primer año de universidad, que le acosa constantemente para obtener su amor, aunque ella lo rechaza desde el primer momento y a todas horas, a pesar de que él es lo que ella realmente necesita.
Travis concurre con frecuencia a participar en peleas de combates de boxeo clandestinos que se celebran en garitos nocturnos, mientras que durante el día se comporta como un estudiante normal, que suele sacar buenas notas, al tiempo que es el seductor del campus.
Una de las veces Travis le reta a apostar: si pierde el próximo combate estará un mes sin sexo, pero si gana se tendrá que ir a vivir durante un mes a su apartamento y ocurre eso último.
En la segunda parte conocemos algo del pasado de Abby, y es su habilidad como jugadora de póker, lo que finalmente tiene que usar sus conocimientos en ese juego para ganar una serie de partidas que saque a su padre de una cuantiosa deuda contraída con un mafioso.
Esto hará cambiar un poco el matiz de comedia romántica de la primera parte y aportará un poco de suspense que hará que el espectador salga de la monotonía de las situaciones románticas que se han producido hasta ese momento.
El argumento de esta película se basa en el libro de gran éxito, convertido en un best seller, escrito por Jamie McGuire que tiene una narración que se hace bastante previsible, ya que a pesar de la resistencia de la pareja, terminará en el inevitable final previsto desde el mismísimo principio.
Entre tanto todo son idas y venidas, sin mucha diferencia en cuanto a las situaciones, para deleite de un público juvenil, eminentemente femenino que disfruta de contemplar a la adorable pareja, especialmente al elemento masculino en este caso.
En definitiva no hay nada catastrófico ni que sea maravillo como desastre, mientras, el juego romántico corre a cargo de la joven y guapa Virginia Gardner en el papel de Abby y el apuesto Dyland Sprouse en el de Travis, con buena química en pantalla, para lo que les exigen sus papeles, que no se trata de maravillosas interpretaciones, en una relación que juega con el erotismo sin llegar a mostrar nada, que recuerda a las novelitas rosa de quioscos de otros tiempos.
El resultado es una comedia romántica con una relación entre adolescentes tan previsible como sin otras pretensiones más que la de entretener al determinado público al que va dirigida.
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