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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los grandes cómicos del cine mudo sintieron la necesidad ser ellos mismos los directores de sus obras porque los condicionantes de entonces así lo exigían por el mismo carácter de sus trabajos.
Eso ocurrió también en algunos casos en el cine cómico moderno durante el sonoro ya que ellos sabían mejor que nadie el poder de sus propios gags.
Y lo mismo es lo que al parecer ha necesitado hacer Roberto Benigni, un actor cómico italiano que incluso llegó a trabajar con Federico Fellini en 'La voz de la Luna' que vio en él la representación moderna de esos grandes cómicos clásicos, pero al que nosotros no acabamos de encontrar su verdadera comicidad.
Aquí es un pobre hombre, marginado, que vive de sus pequeños hurtos, que es confundido, por una serie de increíbles malentendidos, con un sádico asesino sexual con más de una docena de víctimas en su haber y en el que un inspector de policía y un psiquiatra se empeñan en ver como el verdadero monstruo.
Una serie de gags y situaciones cómicas se suceden a lo largo del extenso argumento en el que tan sólo se cuenta con su peculiar e inclasificable comicidad, que son una patochada detrás de otra.
La película ha batido récords de taquilla en Italia y posiblemente Benigni se haya convertido en el cómico italiano actual por excelencia, lo cual tal vez explique su comercialidad, pero personalmente seguimos sin encontrarle su gran virtud.
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