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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una comunidad religiosa de las Siervas de María, unas monjas anglicanas, comandadas por la hermana Clodagh, establecida en las cumbres del Himalaya, abren un convento y un hospital en un antiguo templo y tropieza con distintas dificultades tanto climatológicas como económicas para poder llevar a cabo su labor misionera: por una parte debido a lo abrupto de la naturaleza que les rodea, por otra la desconfianza de los nativos, los choques culturales que conspiran para volver locas a las bienintencionadas misiones y el cinismo del agente del Gobierno Británico, que despierta la reprimida sexualidad de algunas de ellas.
Estas dificultades provocan las tensiones entre las propias monjas.
La misión, no obstante, consigue progresar, pero a menudo es a cambio del deterioro espiritual de sus integrantes que irán sufriendo en sí mismas las repercusiones de la tensión que domina sus vidas.
El guion está basado en la novela escrita por la inglesa Rumer Golden publicada en 1939 que adaptaron la pareja de directores.
Michael Powell es un director inglés que en 1941 se asoció con Emeric Pressburger, con quien codirigió sus películas hasta su separación que ocurrió en el año 1956, dúo del que destaca como su mejor film de esta unión 'A vida o muerte' (1946).
Sus cintas se encaminaban hacia un cine de calidad, orientadas generalmente hacia la música, el ballet, la ópera, etc...
Este film, va en la línea de 'El ladrón de Bagdad' (1940), con escenario exótico situado en el Himalaya, aunque fue reconstruido en los estudios ingleses, en el que la naturaleza de la trama y su desarrollo dan una falsa impresión de la vida religiosa, que se presenta totalmente carente de todo fundamento sobrenatural y refugio de unos seres frustrados.
La calidad estética y formal no compensan tampoco la morosidad de este melodrama bastante convencional, según opina el boletín de la OCIC.
A decir verdad es una triunfadora en la carrera de los Oscar de ese año, ya que fue nominada para la mejor fotografía realizada por Jack Cardiff con un amplio dominio del technicolor de una gran luminosidad y mejores decorados diseñados por Alfred Junge y construidos en los estudios londinenses de Pinewood, y se llevó ambas estatuillas. Globo de oro a la fotografía. Premio de los críticos de Nueva York a Deborah Kerr. Premio OFTA.
Su pase televisivo supuso su estreno en España.
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