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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tocar un tema siempre espinoso como el cambio de sexo no es nada fácil.
En este caso se hace con bastante tacto en esta comedia sentimental del cine británico en el que dos amigos del colegio se encuentran al cabo de los años en el Londres actual y las cosas definitivamente no son las mismas ya que uno de ellos se ha cambiado de sexo y se ha convertido en una mujer.
Los caracteres de ambos son muy diferentes.
Karl Foyle, que es ahora Kim Foyle, es sensible y ordenado, vive su vida nada fácil tratando de ser mujer, sin llamar la atención, pasando desapercibido de forma anónima, pero siempre con la soledad como fondo y con la amargura de no llegar a completar su nuevo sexo.
No es como los travestis que tratan de que se fijen en ellos. Los transexuales han llegado más lejos y quieren sentirse cómodos, pero a veces no les deja la sociedad.
El otro amigo, Paul Prentice, es conflictivo, busca siempre pelea, es un desastre social, trabaja de mensajero y tiene su futuro muy crudo.
A pesar de la diferencia de caracteres y tal vez por aquello de que los polos se atraen, encuentran el amor constituyendo una pareja atípica dentro de su ambigüedad sexual.
Esta extraña historia de amor, por lo atípica, es un alegato contra el convencionalismo y está realizada con sensibilidad, sin extravagancias y sin poner acento ni a favor ni en contra.
Un punto importante en este film es el trabajo de los actores: está muy bien Steven Mackintosh en el papel femenino y Rupert Graves en el indómito y salvaje Prentice.
La banda sonora compuesta por Stephen Warbeck contribuye a dar los caracteres de ambos personajes en su preferencia por determinadas canciones que sirven para su identificación y gustos personales.
Premio NBR. Premio al mejor actor para Steven Mackintosh en el Festival de Bruselas. Gran premio de las Américas en el Festival de Montreal.
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