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CRITICA
Por: PACO CASADO
Seguimos con la estela de películas protagonizadas por psicópatas que llevan a cabo sus crímenes en serie según un mismo ritual.
En este caso los cadáveres aparecen maltrechos y cruelmente mutilados, pero perfectamente maquillados y peinados.
Cuando ocurre la segunda víctima de esta serie, con las mismas características, es encargada de la investigación a la detective de homicidios Catherine Palmer, sobre esta serie de asesinatos sexualmente espantosos, viéndose envuelta en un ambiente de lesbianismo y esclavitud, tras obsesionarse con uno ce los amantes de las víctimas, mujeres que han sido torturadas hasta morir, cortándoles los párpados, posteriormente y todas ellas perteneces a una clase social alta.
La relación con los compañeros masculinos no es muy buena, por otra parte su infiel marido murió y se siente sola.
El descubrimiento de unas fotografías y un maletín con material para la práctica del sexo de forma masoquista y las declaraciones de una de las amigas de la víctima, le llevarán a descubrir a un grupo de mujeres que practican la homosexualidad entre ellas y donde encuentra a algunas esposas de hombres influyentes.
El director Damian Harris se apoya en la novela de David L. Lindsey para llevar a cabo este argumento de este guion en donde las prácticas masoquistas, las relaciones lésbicas y el sexo es moneda corriente en el mismo.
En este sentido el film no ofrece muchas novedades con respecto a otros títulos de este género, salvo que en este caso la investigación la lleva una mujer que se introduce en ese mundo que de alguna forma le puede llegar a fascinar e incluso a seducir.
El guion es algo confuso y tanto la realización como la interpretación es de lo más vulgar, sin que nada llegue a destacar ni a llamar verdaderamente la atención.
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