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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al término de la década de los años 80, Rose, una joven madre marfileña, de raza negra, tras separarse de su pareja, se traslada de Costa de Marfil a las afueras de París y posteriormente a Rouen, con sus dos hijos pequeños, Jean de 10 años y Ernest de 5, a casa de unos parientes que los acogen temporalmente, y con toda una vida por delante, mientras que otros dos hijos han quedado en su país con el padre.
A partir de aquí nos adentramos en su forma de vida, su firme propósito de salir adelante y dar un futuro mejor a su familia a pesar de las adversidades que tiene que afrontar como inmigrante en una tierra que no es la suya.
Por fin consigue trabajo en un hotel como camarera, mientras
los dos pequeños tendrán que aprender a crecer sin la presencia de la figura del padre, lo que marcará de alguna forma su destino.
Los chicos van al colegio y progresan gracias a las buenas notas que sacan, mientras Rose vigila que no se desvíen por el mal camino.
Rose tontea con varios hombres incluso blancos y termina casándose con Julio César, de su propia raza.
A lo largo de 20 años desde su llegada a Francia hasta la actualidad, se nos cuenta la conmovedora crónica de la construcción y rompimiento de esta familia, en la que Jean deja de estudiar, comienza a tener problemas y termina marchándose de casa y finalmente se va a su país de origen con un tío suyo.
Entre tanto Ernest logra progresar y termina graduándose como profesor y dando clases.
Es la segunda película de esta directora francesa, Léonor Serraille, exhibida en la Sección oficial del Festival de Cannes, siendo la primera 'Bienvenida a Montparnasse' (2017), que ganó la Cámara de oro en Cannes.
De esta manera pasó a la dirección tras haber escrito los guiones de tres cortos y de los dos largometraje que ha realizado hasta el presente.
En esta ocasión construye una crónica detallada y cercana, sin paternalismos de la vida de esa familia de inmigrantes en la Europa de hoy día, sin tomar partido, limitándose sólo a exponer.
El film es un retrato de la experiencia afroeuropea desde la perspectiva de los tres protagonistas, una madre tan vivaz como inestable y los dos hijos que buscan su lugar en un país que no les pone las cosas fáciles.
En cuanto a la interpretación Annabelle Lengronne permanece constante con los cambios oportunos de su envejecimiento gracias al maquillaje conforme avanza la acción, así como los demás actores adultos, mientras que los hijos van siendo interpretados por sucesivos actores en las distintas etapas de la vida hasta llegar a la mayoría de edad.
El diseño de producción nos transporta a lo largo de tres décadas de vida doméstica en Francia, dividiendo la historia en tres partes con los nombre de los tres protagonistas.
Aquí se tocan temas como la maternidad interpretada por la joven actriz Annabelle Lengronne, la inmigración, el racismo, etc.
Como suele ocurrir últimamente le sobra metraje, metiendo algunos momentos que son de puro relleno que se podían haber quitado, mientras que el largo transcurrir de los años se hace monótono, con un ritmo lento, sin que nada ocurra que interese grandemente al espectador.
Mejor ópera prima de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes.
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