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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay que agradecer la recuperación, aunque sea con retraso, de este interesante título de la filmografía de la directora polaca Agnieszka Holland, convertida en ciudadana francesa, con cuya nacionalidad ha hecho este tercer largometraje, de su filmografía vista en España, aunque con anterioridad se haya visto ya el cuarto, 'El jardín secreto' (1993).
Se basó en un suceso real ocurrido en Francia recogido por la prensa.
Olivier, hijo del veterinario rural y su esposa Elisabeth, desapareció una tarde sin dejar rastro cuando tenía nueve años.
Vivía con sus padres y Nadine, su hermana mayor y una mañana salió de la pequeña granja familiar en bicicleta, para llevar la comida a su abuela.
Cuando seis años después, todos le suponían muerto, el policía que llevó la investigación cree reconocerle en París.
Ahora es un muchacho completamente salvaje después de sobrevivir en una selva: los bajos fondos de la capital.
Aquí sew cuenta la desaparición de este menor de nueve años del seno de una familia en la provincia francesa.
Seis años después, convertido en un adolescente de quince dice ser Olivier, el pequeño desaparecido.
El primer suceso pone de manifiesto el estado de desunión en que se encuentra la familia, con unos padres que no se llevan bien y los celos entre la hija mayor y su hermano pequeño con respecto al cariño que la madre deposita en éste.
El segundo hecho volverá a unir de nuevo a la familia y surgirán otros problemas.
Ante todo la incertidumbre de si es o no el hijo desparecido o conformarse con que cierra una herida abierta hace años aunque no lo sea.
El conformismo del padre que vuelve a tener un hijo mayor y un amigo en el que confiar.
La creencia a ciegas de la madre que prefiere más un hijo recuperado, que uno muerto.
Y la desconfianza de la hermana, que vuelve a luchar contra la cuña que puede hacer saltar el cariño recuperado con la madre.
El film nos recuerda, por su argumento, a dos cintas anteriores 'El regreso de Martin Guerre' (1982) y su versión americana 'Sommersby' (1993).
La cinta está planteada con una gran sensibilidad femenina, con un tono intimista en la primera parte y con la introducción de la intriga sobre la veracidad del personaje en la segunda, con escenas plenamente conseguidas de gran intensidad dramática, adornadas por una magnífica banda musical y una cromática fotografía.
El guion deja algunos puntos por aclarar.
Mención aparte merece la interpretación en conjunto del cuadro de actores, estupendos en sus cometidos, sobre todo la madre, Brigitte Roüan, que obtuvo el premio de interpretación femenina y el premio del jurado joven en el Festival de Valladolid.
No se puede decir mucho menos de la excelente labor de la dirección llevada a cabo con tacto y gran esmero que le hace lograr una hermosa película, tal vez la mejor de todas las que le hemos visto a esta realizadora.
Premio de la crítica de Los Angeles a la mejor música.
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