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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dos españoles se encuentran en un aprieto cuando se ven en la posibilidad de redimirse a ellos mismo y posiblemente a todo el planeta.
El mundo padece una pobreza desenfrenada así como una gran violencia y desesperación de espíritu, mientras que los medios de comunicación transmiten imágenes en los programas de la televisión que son basura pero absorben la atención de la audiencia.
No dudamos que con los anteriores cortos dirigidos por el actor Jordi Mollá ganara muchos premios, pero seguro que con su primer largometraje no se va a llevar ni siquiera el de la asistencia del público a su película.
En ella trata dos temas fundamentales que mezcla indiscriminadamente: una feroz crítica a la televisión, a los programas basura, a los directivos en su afán desmedido por conseguir la audiencia a base de lo que sea y a los espectadores que se lo tragan todo por malo que sea.
Por otro lado se critica a la religión, a los que la predican y a la ingenuidad de los que la practican.
Todos estos discursos estarían bien si no se hubiera excedido en un forzado tono de violenta polémica, sin decidirse por un tema u otro, lo que origina que sea ineficaz y poco creíble.
Así ocurre también con los personajes, cuyo flojo guion no los dibuja bien o se pasa en el trazo.
La dirección ha dejado a los actores a su libre albedrío.
El primero que se excede es el propio Jordi Mollá con abundantes tics en un personaje que es soez y chabacano hasta dejarlo de sobra.
Una fábula grotesca, una feroz parodia, con una trama embarullada, sin ritmo sobre ese nuevo opio del pueblo que es la televisión hecha con pedantería y discutible en muchos puntos de vista.
Un film con una puesta en escena con irritante aire moderno que suena a hueco.
Premio Yoga a la peor dirección para Jordi Mollá.
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